Todo apunta a que tras culminar el proceso de reestructuración a primeros de año, Naviera Armas Trasmediterrénea afronta semanas decisivas para su decidir su futuro.
La compañía tiene presencia en dos áreas estratégicas como son el estrecho de Gibraltar y las conexiones entre la península ibérica y las islas, muy apetecibles para algunos actores interesados en entrar en estos segmentos asociados en su mayor parte con tráficos de carga rodada.
En el contexto actual de mercado, los movimientos de pasajeros y mercancías entre Europa y el norte de África se presentan como dos áreas de gran valor para aquellas navieras que no tengan presencia en un mercado cuyas previsiones de crecimiento son abrumadoras.
Recientes movimientos empresariales en este ámbito respaldan esta tendencia impulsada por el pujante crecimiento económico del Magreb, especialmente de Marruecos y en algunos sectores económicos como el hortofrutícola o el de automoción, los cambios geopolíticos que están provocando procesos de relocalización industrial y las tensiones globales, que hace que se gire la mirada sobre los principales nodos comerciales globales, como es el caso del estrecho de Gibraltar.
A la complejidad de la situación del grupo empresarial, el poder de decisión que conservan los fondos acreedores se unen un panorma muy difuso en cuanto a activos, con descomunales inversiones como suele ser habitual en el ámbito naviero, y la creciente competencia.
"La decisión de venta no está tomada"
Ante algunas recientes informaciones que hablan de una división de la compañía ante una posible venta, algo muy complejo si se tienen en cuenta las diversas filiales que integran un grupo muy fragmentado, desde la propia compañía desmienten esta posibilidad "que no se ajusta a la realidad, ya que de momento no se está hablando de proceso de venta, en una decisión que compete a los accionistas y que no está tomada".
Gran parte de los barcos de la compañía mueven tráficos de manera complementaria. Otra cosa sería deshacerse de todas las sociedades con negocios paralelos en carga y pasajeros para analizar después la situación.
Además, la situación condiciona muchas de las condiciones de una posible venta, incluyendo el precio final, por supuesto, junto con las concesiones de líneas de interés público, en las que el grupo también tiene un papel determinante.
En todo caso, los movimientos realizados en algunas divisiones en los últimos meses forman parte del programa de transformación operativa ya en marcha. El objetivo es el de mejorar el servicio y disponibilidad para el cliente y consolidar la posición de liderazgo ante los competidores principalmente en Canarias y Península-Canarias. Unos movimientos que podrían ser preparatorios de decisiones de más calado.
Del mismo modo, con este programa también se busca optimizar y renovar la flota en las rutas en Canarias y el estrecho de Gibraltar, así como mejorar las operaciones a través del incremento de la eficiencia aprovechando las sinergias de ambas flotas propiedad del grupo. Todo podría dilucidarse antes del último trimestre de este mismo año.
El grupo naviero cuenta en la actualidad con una flota de 21 buques, integrada por seis fast ferries, doce ferries y tres embarcaciones de carga rodada.