Los repartidores de butano, que abastecen a seis millones de hogares en España, atraviesan una situación crítica, dado que el sistema de actualización de la retribución que perciben por cada bombona lleva más de una década sin actualizarse.
Esta situación conlleva que este reparto se lleve a cabo a pérdidas al combinarse con un progresivo aumento de costes, que tiene su origen en la escala inflacionaria, el incremento de precio de los carburantes, el cumplimiento de las regulaciones de seguridad y bajas emisiones, el incremento de costes salariales y la dificultad de mantener una plantilla estable.
Desde la Federación Española de Distribuidores de Gases Licuados del Petróleo, integrada en Fenadismer, se ha intentado en múltiples ocasiones negociar una revisión de las tarifas que permita a los distribuidores cubrir sus principales costes operativos, como los salarios, el mantenimiento de la flota y otros gastos derivados del propio servicio.
Al mismo tiempo, ha solicitado al Ministerio de Transición Ecológica que actualice el sistema que regula el precio de las bombonas, para incluir una retribución adecuada y justa que haga viable el servicio que realizan los repartidores.
Sin embargo, hasta la fecha no se han atendido estas demandas, por lo que está previsto que en la próxima Asamblea General, que tendrá lugar el 21 de octubre, la Federación establezca y comunique el calendario inminente de paros en el reparto domiciliario que tendrá lugar hasta que se produzca la actualización de las condiciones económicas del servicio, que afectará al reparto de más de 150.000 bombonas de butano diarias.
Cabe apuntar que la desaparición del servicio del reparto de butano no solamente afectaría a millones de personas, sino que, además, provocaría la desaparición de las casi 200 pymes transportistas que actualmente desempeñan esa labor.