Astic estima que el plan de subvenciones para la renovación de flotas de vehículos pesados que actualmente impulsa el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible adolece de "falta de coherencia".
Según el criterio de la la patronal del transporte internacional, "estas subvenciones serían mucho más efectivas si se minimizasen o eliminasen los costes administrativos superfluos y si se concedieran en forma de descuento directo en el momento de la adquisición del vehículo y no como una ayuda que las empresas de transporte tardan en recibir hasta dos años".
En esta misma línea, la organización empresarial también propone que "no sólo se incentive la compra de vehículos híbridos, híbridos enchufables, de hidrógeno o eléctricos, sino también los camiones propulsados por gas natural -al igual que el Plan Moves Mitma ya contempla ayudas para los autobuses a gas- y por combustibles tradicionales (tanto de origen fósil como sintéticos renovables) ya que rejuvenecer el parque rodante actual supone ya de por sí una reducción significativa entorno al 20 % del consumo energético y, por tanto, de las emisiones de CO2; además, de la mejora en seguridad vial activa y pasiva que suponen los avances técnicos que en ese campo tienen los vehículos modernos".
Según cifras proporcionadas por Astic un 53,5% de este plan se ha destinado al achatarramiento y no a la adquisición de vehículos de cero emisiones, lo que, de acuerdo con su criterio, "evidencia que es necesaria una reformulación de este programa, tanto en su enfoque como en su aplicación, para ajustarse más a la realidad de un sector donde el pasado año sólo se matricularon 177 camiones eléctricos e híbridos enchufables de un total de 28.685 vehículos".
En esta misma línea, Ramón Valdivia, vicepresidente ejecutivo de ASTIC y miembro del Comité Ejecutivo de Presidencia de la Iru, apunta que "el hecho de que estas ayudas se estén empleando más para la retirada de vehículos que a la compra de nuevos tendría que hacer reflexionar al Gobierno. Afortunadamente, en el Real Decreto de 2021 estaba previsto que el sector debía rejuvenecer su parque rodante, el resultado es un mensaje claro de que apoyar la renovación de flotas lejos de ir contra la descarbonización es, sin duda, una mejora factible para empezar a reducir emisiones de CO2 ya desde hoy, mientras otras soluciones se van consolidando en el mercado, tanto comercial como industrialmente".
Valdivia insiste en que "nuestras compañías de transporte no dan la espalda a la electrificación -con baterías o con hidrógeno- pero la lista de limitaciones con la que se topan para realizar servicios de transporte internacional es aún demasiado grande para exigirles que lo apuesten todo a esta tecnología".