Las perspectivas a corto plazo parecen positivas para los petroleros de crudo, pues el equilibrio entre la oferta y la demanda podría estrecharse debido al escaso crecimiento de la flota y a las mayores distancias de navegación.
Inicialmente se encargó un VLCC convencional, pero hace un año, la naviera decidió hacer ajustes en el pedido para que el GNL fuera su combustible principal.
En lo que va de 2018, se han enviado al desguace un total de 15 buques, con una media de 18,5 años de edad, pero se espera la llegada de 46 nuevas embarcaciones de este tipo.
La versión larga del vehículo ofrece 848 litros más de espacio de carga que los 2.852 litros del Caddy normal, y su máxima carga útil asciende a 1.005 kg.
En un esfuerzo por recortar costes, cuatro empresas se han unido para formar un pool que gestionará una flota de 50 petroleros capaces de transportar dos millones de barriles de crudo.