Las amenazas de huelga en el sector del transporte y el ferrocarril en Estados Unidos, y los confinamientos y estrictos controles en China están llevando a un aumento de la congestión.
Se reducen los tiempos de tránsito en los transportes marítimos intercontinentales, en un contexto de menor congestión portuaria, escasa demanda y mayor capacidad disponible.
La congestión en el puerto de Shanghai tiende a normalizarse, con retrocesos en los tiempos medios de espera en el enclave tanto para portacontenedores, como para petroleros y graneleros.
Shanghai recupera actividad mientras se espera un aumento de la demanda de transporte marítimo de contenedores que podría incrementar la congestión en los puertos europeos.
Una vez que el puerto esté completamente operativo de nuevo, se dará prioridad a las importaciones de contenedores completos, muchos de los cuales contienen materias primas.
El cierre de Shanghai se mantendrá hasta mediados de mayo como mínimo, aunque los efectos sobre las cadenas de suministro y el transporte marítimo parecen ser menores al que tuvo lugar hace dos años con el inicio de la pandemia.
El atasco de portacontenedores en Shanghai amenaza con producir un nuevo estrangulamiento en la logística global, pese a que la situación parece ir normalizándose.