RollsRoyce ha invertido cerca de 400 horas en pruebas de navegación autónoma, con tecnologías que permiten alterar automáticamente el rumbo y velocidad cuando el ferry se aproxima a un muelle.
Se focalizará en el desarrollo de soluciones capaces de facilitar la transición de la industria marítima a la era digital y la puesta en marcha de un ecosistema marítimo autónomo.
La prioridad absoluta del grupo es devolver la estabilidad a la empresa, lanzar nuevos productos, redoblar esfuerzos en la producción de motores y mejorar su gestión.
El sindicato internacional marítimo Nautilus considera que esta innovación supone un riesgo para la seguridad del transporte marítimo, y que tendrá un serio impacto en materia de empleo.