El año de la pandemia de coronavirus ha terminado con las terribles colas de camiones en el Reino Unido en plenas Navidades para un sector dañado por la situación y en proceso de transformación.
Noviembre ha visto el fracaso de la mesa tripartita y cómo varias sentencias alteran al panorama de un sector que sufre la crisis sin apenas respaldo público.
La segunda oleada de la pandemia trae nuevos retos a un sector cansado y, al tiempo, revive algunos que demuestran que tropezar dos veces en la misma piedra es lo normal.
El transporte vive un tiempo difícil, con la actividad alterada por la pandemia y sometido a importantes cambios que habrán de dibujar el panorama de un sector transformado.
Julio ha sido el mes en que se ha aprobado finalmente el Paquete de Movilidad y en el que el sector ha decidido no parar para avanzar en sus reivindicaciones.
Lentamente las cosas van volviendo a la normalidad, aunque la situación que vive el sector parece agravarse ante la indiferencia política y una crisis que se extiende por doquier.
Pese a que ha seguido trabajando en todo momento, el impacto económico también se deja sentir en un sector esencial que reivindica cambios para seguir jugando un papel estratégico en la economía española.
En momentos de máxima dificultad es cuando responden sectores tradicionalmente olvidados, que siguen al pie del cañón, acostumbrados a las dificultades.
El sector vive pendiete de unos precios que no crecen al ritmo que aumenta la actividad, pese a los retos normativos y de falta de conductores que se dibujan en un horizonte muy cercano.