Los nuevos aranceles anunciados por Trump al acero y el aluminio, así como el alto el fuego en Gaza que podría suponer la vuelta de las rutas al Mar Rojo, son vistos por el momento con cierto escepticismo en el sector del transporte marítimo.
La semana ha estado marcada por los nuevos aranceles que plantea Estados Unidos, el regreso a la normalidad en los tránsitos por el Canal de Suez y el nuevo modelo de control en frontera de mercancías en los puertos españoles.
En términos de tránsitos de buques, los datos muestran un descenso de más de 5.000, con un total de 20.148 tránsitos registrados en el ejercicio 2023/2024 frente a los 25.911 del ejercicio 2022/2023.
Los operadores son plenamente conscientes del exceso de capacidad que se avecina una vez que las rutas vuelvan a la normalidad y, por tanto, se centran en los fletes por tiempo en lugar de comprar tonelaje.
Los ataques por parte de los hutíes y los actos de piratería contra buques están causando importantes perturbaciones en los flujos comerciales marítimos mundiales.
Los desvíos por la crisis del mar Rojo, la congestión y la falta de cajas vacías adelanta la temporada alta del tráfico de contenedores desde Asia y favorece a los cargadores que han cerrado contratos de larga duración.
La carrera por la sostenibilidad en medio de la disrupción
La crisis bélica ha comenzado a afectar a las cadenas de suministro mundiales en un año en el que el sector del transporte marítimo ha puesto el foco en la reducción de emisiones.
Los portacontenedores 'MSC Gina' y el 'MSC Diego', ambos de unos 4.000 TEUs de capacidad y con bandera de Panamá, han sido los buques atacados, aunque no se han registrado daños.
Se espera que los fletes se mantengan fuertes a corto plazo, pero podrían debilitarse a partir del segundo semestre de 2024, pues a medida que vuelvan a aumentar los tránsitos por el Mar Rojo y el Canal de Panamá, se acortarán las distancias de navegación.