Se pretende acelerar la llegada de la próxima generación de buques autónomos y diseñar una hoja de ruta para su comercialización en la Unión Europea en los próximos cinco años.
No requiere la instalación de sensores o software en los buques, y utiliza la Inteligencia Artificial para conocer las estrategias y el rendimiento de los capitanes, combinando los resultados con los pronósticos meteorológicos e hidrográficos.