Las cifras de agosto han permitido mantener e impulsar el crecimiento de las exportaciones en el acumulado del año, de forma que en los ocho primeros meses se han manipulado 8,4 millones de toneladas.
La mayor demanda para exportar e importar por parte de las empresas españolas a través de sus instalaciones pone de relieve la importancia de esta infraestructura logística como base para la competitividad empresarial en los mercados internacionales.
El descenso del volumen exportado de frutas y hortalizas frescas es el resultado de la climatología adversa, así como del incremento de los costes de producción y el retroceso de la competitividad frente a países terceros.
Los principales destinos para los exportadores son los países europeos no comunitarios, como Reino Unido, Suiza y Noruega, mientras que Marruecos, Sudáfrica y Perú son los principales proveedores.
Aunque en agosto, septiembre y octubre se ha producido un descenso, los fuertes crecimientos de otros meses han hecho que en el acumulado la importación hortofrutícola española crezca un 8%.
El incremento se ha venido producido en todos los meses de 2023, con aumentos superiores al 10% en la mayoría, excepto en agosto, cuando se redujo el volumen un 11%.
El crecimiento de las importaciones, que resulta muy superior al de las exportaciones, es imputable a múltiples factores, entre los que destaca el marco regulatorio comunitario.
La exportación de hortalizas ha bajado un 7% en el primer cuatrimestre, hasta los 2,3 millones de toneladas, mientras que las frutas lo han hecho en un 15%, situándose en 1,9 millones de toneladas.
En contraste con la exportación, la importación española de frutas y hortalizas creció un 14% hasta las 631.156 toneladas, con un valor de 638,5 millones de euros.