En la primera semana de paros, se han ralentizado las descargas de Arcelor, que ha incrementado sus costes al tener que desviar algunos buques a otros muelles.
Para la instalación portuaria, "el hecho de que uno de los socios del proyecto no pueda cumplir con sus compromisos no debe suponer que haya que renunciar al mismo".
La terminal demuestra así su rentabilidad, en medio del conflicto entre la Autoridad Portuaria de Gijón y Puertos del Estado sobre la conveniencia de su privatización.