Maersk cerrará sus oficinas entre el verano y fin de año para abandonar definitivamente cualquier actividad logística en los mercados ruso y bielorruso.
La Unión Europea impone un veto total a los tráficos de mercancías procedentes de Rusia y Bielorrusia tanto por carretera, como por mar, con el fin de reducir las capacidades de ambos países para importar productos clave.