La Nasa constata en un reciente estudio que la normativa de la Omi de 2020 para limitar el porcentaje de azufre en los combustibles marinos ha permitdo reducir las emisiones de los buques en la mar.
Durante el periodo previo a la implementación se produjo un debate muy intenso sobre la efectividad de esta medida, con la industria profundamente dividida.
La norma no será de aplicación para las embarcaciones que están equipadas con sistemas para la depuración de gases de escape, conocidos como 'scrubbers'.
Los nuevos recargos introducidos en el mes de enero varían entre los 10 dólares y los 290 dólares por contenedor, con incremento medio en el entorno de los 150 dólares.
En España, se han vendido cerca de 150.000 toneladas, mediante las operativas de 'bunkering' que la compañía energética gestiona en los puertos de Algeciras, Barcelona y Valencia.
A principios de 2020, cuando han entrado en vigor los nuevos límites de azufre de la OMI, los buques que cuentan con este sistema suponían un 5,9% del total o el 11,8% si se mide en términos de capacidad.
Desde Xeneta, lamentan que se tenga más en cuenta el precio de los fletes o las ganancias o pérdidas de los tanqueros que las grandes ventajas medioambientales que puede suponer utilizar combustibles bajos en azufre.
La nueva regulación supondrá grandes beneficios medioambientales, pese a que tendrá un impacto disruptivo para el sector marítimo, las refinerías de petróleo y los proveedores de combustible.
El llamado Recargo de Transición a la normativa IMO 2020, ITC por sus siglas en inglés, permitirá asumir el incremento de los precios del combustible que tendrá a corto plazo el operador por el cambio obligatorio a uno que sea bajo en azufre.
La petrolera ya tiene disponibles, en los principales puertos en los que opera, un nuevo combustible marino adaptado a la norma internacional IMO 2020 y dos nuevos lubricantes para motores marinos que utilizan combustibles VLSFO.