Los nuevos portacontenedores representan un arma de doble filo para las navieras ya que, aunque reducirán los costes con el incremento de capacidad, no está claro que la misma sea correspondida por la de la demanda.
Al igual que sucediera en marzo con la Alianza P3, la Comisión Federal Marítima (FMC) ha dado el visto bueno a la nueva alianza 2M, al entender que no vulnera las leyes de competencia, si bien la clave vuelve a estar en el veredicto chino que se hace esperar.
El transporte marítimo de contenedores a larga distancia se reestructura con la aparición de dos nuevas alianzas en los últimos tres meses, después de que las tres principales navieras hayan buscado sus alternativas, tras el fracaso de la Alianza P3.
CMA CGM contrarresta el varapalo de la Alianza P3 y su exclusión en el Acuerdo M2 con una nueva alianza que le permitiría afianzarse en el mercado asiático.
CMA CGM se queda fuera de la nueva alianza con las que las navieras intentarán dominar el mercado a la espera de que las autoridades chinas den el visto bueno a este proyecto.
El acuerdo 2M entre Maersk Line y MSC busca la reducción de costes y el aumento del número de frecuencias y destinos con servicios directos en las rutas este-oeste.
Según Drewry, a pesar de que las autoridades chinas hayan frenado la unión las navieras, con la búsqueda de otras posibilidades, se puede seguir reduciendo costes, aunque las ganancias en eficiencia serán menores.
Las autoridades chinas no han aprobado la alianza de navieras, por lo que estas respetarán la decisión y pararán los trabajos que estaban realizando para poner en funcionamiento la red P3.
Las navieras, que moverán el 50% del transporte de contenedores en las rutas entre Asia y Europa, esperan la aprobación de China este mes para comenzar a operar en septiembre.
Después del visto bueno de Estados Unidos el pasado mes de marzo, las navieras esperan que las autoridades chinas y europeas se pronuncien al respecto, por lo que se prestan a responder cualquier tipo de cuestiones que estas puedan plantearse.