La situación en el Mar Rojo es una prueba de fuego para la agilidad de las organizaciones y la resiliencia de la cadena de suministro.
La actual interrupción de las rutas marítimas comerciales que pasan a través del estrecho Bab el Mandeb tendrá un efecto dramático en el precio de una gran cantidad de bienes de consumo y en largos retrasos en las entregas. Esto es así porque las principales compañías navieras deciden desviar mercancías por rutas alternativas y más seguras, sumando hasta 3.500 millas náuticas.
Estamos asistiendo a una serie de costes crecientes debido a los ataques, incluido el gasto adicional de energía y tarifas de seguro más altas, el incremento del precio de combustible debido a rutas más largas y, por supuesto, los impactos ambientales asociados.
Según el Drewry World Container Index, que rastrea las tarifas de transporte de contenedores en ocho rutas principales hacia y desde Estados Unidos, Europa y Asia, los costos por transportar un contenedor de 12 metros de largo desde China a Europa a través de la vía fluvial han aumentado a alrededor de 4.000 dólares.
Eso es un aumento del 248% desde los 1.148 dólares del 21 de noviembre, semana en que comenzaron los ataques, y un aumento del 140% desde los 1.667 dólares del 23 de diciembre, según los datos de Drewry.
En nuestro país, el Club de Exportadores e Inversores Españoles indica que importantes empresas navieras paralizarán sus rutas por el Mar Rojo y el Canal de Suez y bordearán el cabo de Buena Esperanza por Sudáfrica para transportar las mercancías procedentes de Asia.
Según el Club, esto implica que la ruta se incremente unos 15 o 20 días, al ampliar un trayecto de 18.000 kilómetros a unos 25.000, lo que supone un incremento del coste que puede rondar entre el 40% y el 60% por un mayor gasto de combustible. Y el problema no es solo de incremento de costes del transporte, sino también del retraso en las entregas.
Además de que el potencial desvío por África alargaría las rutas de envío y los tiempos de entrega y aumenta los costes de combustible, otros modos de transporte más caros, como la carga aérea, empeorarían la situación al incrementar la presión financiera y operativa sobre las organizaciones y sobrecargar aún más sus cadenas de suministro.
Si bien las interrupciones causarán sin duda un cambio en las decisiones de compra, la lección principal que quizá debamos aprender es que los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen al transporte marítimo aceleran la necesidad de una mayor adopción de tecnología que brinde una mayor visibilidad de la cadena de suministro.
Lección aprendida… de momento
La evidencia sugiere que algunas empresas han prestado atención a las difíciles lecciones de los últimos cuatro años y, en general, están mejor preparadas para responder a las perturbaciones que se observan actualmente en el Mar Rojo.
Actualmente no estamos viendo los problemas de producción a gran escala o los cierres observados durante la pandemia de Covid-19 o el bloqueo del Canal de Suez en 2021, aunque se ha informado de que Tesla y Volvo Car han hecho una pausa en la producción como resultado de la actual situación.
Aquellas empresas que sean capaces de identificar y asegurar rápidamente fuentes alternativas y capacidad de transporte están mejor posicionadas para afrontar esta situación.
Sin embargo, las empresas todavía se deben enfrentar a decisiones difíciles y riesgos de mayores perturbaciones. Aquellas organizaciones que han invertido en capacidad para identificar y asegurar rápidamente fuentes alternativas y capacidad de transporte están mejor posicionadas para afrontar esta situación en desarrollo y futuras perturbaciones.
Las previsiones apuntan a que la crisis seguirá aumentando la presión financiera y operativa sobre las organizaciones y sus cadenas de suministro, por lo que identificar opciones de transporte alternativas es clave. Aquellas empresas que sean capaces de identificar y asegurar rápidamente fuentes alternativas y capacidad de transporte están mejor posicionadas para afrontar esta situación en desarrollo y futuras perturbaciones.
Por tanto, los equipos de compras deberán repensar cómo realizar el comercio para impulsar la resiliencia, mitigar riesgos, optimizar costes y eficiencias para ayudar a sus empresas a sobrevivir y con suerte, prosperar.
La clave, estandarizar y automatizar procesos
Si estamos de acuerdo en que la resiliencia y una mayor preparación son cruciales para sobrevivir a los problemas aparentemente continuos de la cadena de suministro global, la solución es mejorar la planificación y la eficiencia de la cadena de suministro mediante la estandarización y la automatización de procesos.
La digitalización permite, por ejemplo, la colaboración en tiempo real con el 100% de los proveedores de materiales directos a través de un moderno portal de proveedores, proporcionando toda la inteligencia necesaria para optimizar incluso la cadena de suministro más compleja.
El escenario actual impulsa la necesidad de que las empresas mejoren su adaptabilidad y se equipen con herramientas que promuevan una resiliencia continua.
Las organizaciones bien dirigidas y administradas invertirán en soluciones de automatización y optimización durante cualquier recesión. El objetivo es optimizar el negocio para operar con éxito con una estructura de costes de recesión cuando la economía se recupere. Esto tiene un profundo impacto en el resultado final y es el tipo de valor que puede ofrecer la combinación correcta de tecnología. Quienes tomen ahora medidas para revolucionar su experiencia comercial tendrán una importante ventaja competitiva.
Todos conocemos los efectos dominó de crisis tan recientes o incluso actuales, como la del Covid-19 o la guerra de Ucrania, en las cadenas de suministro mundiales, y ahora parece que este cuello de botella perturbará la economía mundial durante algunos meses. Ha llegado la hora de alejarse de los sistemas obsoletos y de circuito cerrado y de una gran cantidad de registros en papel.
El escenario actual impulsa la necesidad de que las empresas mejoren su adaptabilidad y se equipen con herramientas que promuevan una resiliencia continua. Estas interrupciones pueden tener efectos de gran alcance en las cadenas de suministro directas e indirectas, lo que enfatiza la importancia de tomar medidas proactivas para garantizar la continuidad ininterrumpida del negocio.