El compromiso es esencial para cualquier relación saludable, pero las prioridades de las partes cambian con el tiempo, por lo que cuando uno, o ambos, sienten que no pueden ser ellos mismos, es momento de continuar por separado.
Es lo que ha ocurrido con Maersk y MSC, que se unieron en la alianza 2M en 2015, y a partir de 2025 serán libres para perseguir sus propias ambiciones y estrategias de nuevo.
Como recuerda Drewry, MSC prácticamente había desvelado ya sus intenciones al aumentar enormemente el tamaño de su flota y desarrollar más servicios fuera de la alianza, pero no se sabía tanto acerca de Maersk o sus planes futuros.
En conversaciones con la empresa, la consultora ha podido saber que ha sido una decisión mutua y que Maersk lleva tiempo interesado en salir de 2M, al considerarlo incompatible con su nueva estrategia de integración iniciada a finales de 2018. En este sentido, la falta de autonomía en sus decisiones frenaba el progreso de su plan.
¿Cuál es el modelo correcto?
Si bien la alianza funcionaba para Maersk en 2015, cuando tenía muchos barcos grandes y nuevos que necesitaba llenar, ahora que su enfoque ha pasado de las economías de escala a las soluciones integrales, necesita una visión estratégica. Por ello, es importante para ella controlar su propia red, así como el funcionamiento y la fiabilidad del servicio.
De hecho, probablemente no buscará unirse a una alianza existente ni intentará formar una nueva, pues cree que su modelo será más atractivo para los clientes y generará mayores retornos para los accionistas.
Es posible que reduzca la frecuencia de sus escalas, o la cobertura portuaria, pero espera brindar una mayor fiabilidad y visibilidad que creará valor para los clientes. El final de 2M plantea por tanto una pregunta: ¿cuál es el modelo correcto?
Tim Power, director gerente de Drewry, cree que la estrategia integradora de Maersk “no funcionará” porque no proporcionará un valor logístico superior al de una combinación convencional de proveedores de servicios logísticos y navieras, y no generará márgenes y retornos más altos que las líneas convencionales.
Se trata de una opinión personal a partir de su experiencia, mientras que desde la consultora han manifestado que aunque la estrategia puede funcionar, sin duda es de alto riesgo y está llena de trampasque Maersk tendrá que superar.
Nuevos retos para Maersk
El principal reto es que el transporte y la logística de contenedores tienen imperativos operativos y comerciales muy diferentes, pues la logística exige un nivel de servicio orientado al cliente nunca visto hasta ahora en el campo de los portacontenedores.
Los resultados también dependen de que Maersk integre con éxito los múltiples negocios de logísticaadquiridos, pues será un desafío garantizar que el equipo de atención al cliente esté al día en todos los aspectos y cuide todos los canales de comunicación.
También necesitará la aceptación de los clientes, que podrían no querer confiar toda su cadena de suministro a un solo socio, especialmente si es nuevo en el puesto. Se esperan problemas iniciales e interrupciones a corto plazo, en este sentido, pero si alguien puede hacer que esto funcione, probablemente sea Maersk.
En este sentido, la oferta puede resultar muy atractiva para los cargadores que no tienen ni los recursos ni el conocimiento para construir su propia red y les gustaría manejarla a través de una ventanilla única. Otros podrían verlo como una oportunidad para hacerse fuertes en el transporte marítimo, aunque subcontraten las tareas logísticas más laboriosas.
En cualquier caso, si tiene razón y ser un integrador dentro de una alianza es inviable, las empresas con aspiraciones similares y en una situación similar, como CMA CGM en Ocean Alliance, tendrán que considerar también la ruptura con sus socios.
Esto cambia la idea de que el futuro del transporte de contenedores pasa por las alianzas, pues parece cada vez más probable que los grandes operadores busquen avanzar en solitario, y que los operadores medianos permanezcan juntos por necesidad.