Una nueva ola de coronavirus, la peor desde que se iniciara la crisis sanitaria, está haciendo que vuelvan a incrementarse los contagios en diversas ciudades chinas, entre las cque se incluyen la capital Pekín, Hong Kong, Shenzhen, Shanghai y Qingdao, entre otras.
Entre ellas se encuentran algunos de los principales enclaves portuarios del país, especialmente para sus tráficos de exportación, con lo que la situación sanitaria se está trasladando a la cadenas de suministro del gigante asiático, especialmente debido al escrupuloso celo con que las autoridades chinas vigilan cualquier brote de la enfermedad para controlarlo de inmediato.
Según reporta Maersk, en Shanghai, las autoridades centran sus esfuerzos en mantener unas condiciones de trabajo estables para mantener el flujo de mercancías en el principal puerto del país.
Mientras, en Hong Kong, la ola afecta al transporte terrestre, con una reducción de capacidad de en torno a un 70%, según los transitarios de la ciudad, con lo que se están produciendo importantes retrasos en los controles aduaneros que implican demoras adicionales en los servicios de carga aérea que parten de allí.
Al tiempo, la reducción en capacidad de transporte terrestre parece que no solo es una circunstancia que se circunscriba a Hong Kong, sino que es común a todo el país, con el consiguiente efecto látigo en las cadenas de suministro que parten desde los centros de producción chino hacia los principales puntos de salida para la exportación.
De igual manera, se anticipa un posible incremento de los costes de transporte, dado el desequilibrio existente entre capacidad y demanda en el país asiático.
Por otra parte, el grupo naviero danés observa que los puertos de Yantian y Chiwan, en Shenzhen, mantienen su actividad habitual, aunque se empiezan a registrar incrementos de los tiempos de espera de los buques para los atraques.
Mientras, las plantas de la industria de automoción de la zona de Changchun empiezan a notar la falta de personal por las medidas de aislamiento decretadas para contener los brotes, con el consiguiente retraso en la producción.
En términos generales, Maersk contempla un impacto moderado de la situación sanitaria en China sobre las cadenas de suministro que parten del país.