Según un estudio realizado por la firma de consultoría PwC sobre las tendencias digitales en las cadenas de suministro para 2023, a pesar del creciente interés de las empresas en utilizar la tecnología para optimizar sus operaciones, pocas de ellas están enfocando estas iniciativas hacia la construcción de resiliencia y la reducción de riesgos.
El informe señala que el 34% de los líderes de operaciones consideran el aumento de la resiliencia como uno de sus principales objetivos al invertir en tecnología para la cadena de suministro. Sin embargo, el 86% está de acuerdo en que sus empresas deberían destinar más recursos tecnológicos para identificar, rastrear y medir los riesgos en sus cadenas de suministro.
En relación a las prioridades a corto plazo, solo el 23% de los encuestados identificó la mejora de la capacidad de respuesta y la resiliencia como una de sus tres principales metas, mientras que más de la mitad priorizó aumentar la eficiencia (58%) y reducir los costos (54%).
PwC identificó dos razones para esta inclinación aparentemente tibia hacia la resiliencia. En primer lugar, muchas empresas consideran que el concepto de resiliencia es ambiguo, o asumen que ya cuentan con capacidades digitales adecuadas para enfrentar contratiempos en la cadena de suministro.
En segundo lugar, muchas no comprenden que la mitigación de riesgos por sí sola no garantiza una continuidad empresarial sólida. En cambio, invertir en resiliencia permite anticipar amenazas futuras en lugar de simplemente reaccionar a amenazas inmediatas.
Cinco acciones para reducir riesgos en la cadena
A raíz de ello, PwC propone cinco acciones que las empresas pueden emprender para aprovechar la tecnología y reducir los riesgos mientras mejoran la resiliencia en sus cadenas de suministro.
En primer lugar sugieren cambiar el enfoque de la mitigación de riesgos a corto plazo hacia la estabilidad a largo plazo, realizando cambios en las redes y puntos clave de la cadena de suministro para abordar brechas organizativas.
También proponen equilibrar adecuadamente lo global y lo regional para adaptarse a cambios geopolíticos y normativos; integrar la planificación del deterioro en las decisiones de la cadena de suministro, considerando el impacto en los activos a lo largo del tiempo y desarrollar capacidad de investigación y desarrollo para impulsar el crecimiento, especialmente en productos y servicios conectados.
Por último, recomiendan a las empresas adoptar la inteligencia artificial de manera estratégica, combinando la tecnología con el factor humano a través de capacitación y gestión de riesgos.