Las autoridades chinas han decidido prolongar sine die el confinamiento en Shanghai que debía terminar esta semana para contener el último brote de coronavirus y llevar a cabo una campaña masiva de pruebas médicas.
Esta situación en una las principales zonas portuarias de China alarga el impacto del cierre sobre las cadenas de suministro globales.
En este sentido, como reporta Ferightos, aunque los puertos de la ciudad permanecen abiertos, así como sus conexiones viarias con el interior del país y las aeroportuarias que la conectan con todo el globo, la escasez de mano de obra está ralentizando las operaciones logísticas.
De igual manera, la disponibilidad de bienes ha disminuido significativamente a medida que se cierran plantas de producción y almacenes.
Así mismo, el transporte por carreterase ve cada vez más limitado debido a las restricciones impuestas para contener el avance de la pandemia.
En este contexto restrictivo, la demanda de carga aérea desde Shanghái está disminuyendo rápidamente y las aerolíneas están cancelando vuelos. Sin embargo, a pesar de la caída en la demanda, los precios en el transporte aéreo de mercancías parecen crecer con fuerza.
Concretamente, el último Freightos Air Index refleja un incremento semanal de un 43%en las tarifas de los servicios de carga aerea entre Shanghai y el norte de Europa.
Por lo que respecta al transporte marítimo, el puerto de Yangshan opera al 50% de su capacidad debido a la escasez de mano de obra y la falta de carga, por lo que algunos cargadores están trasladando escalas a alternativos como Ningbo. Como resultado se detecta una creciente acumulación de barcos no solo en Shanghai, sino también en Ningbo.
Pese a ello, parece que los fletes en los servicios con los Estados Unidosse mantienen estables, con un retroceso de un 3% desde que comenzaron los brotes. y que podría deberse a la caída de los bienes disponibles, toda vez que las previsiones apuntaan a fuertes volúmenes en los trayectos transpacíficos de cara a los próximos meses.
Sin embargo, también empiezan a aparecer señales de que la demanda de los consumidores empieza a contraerse, especialmente en Europa, como consecuencia de la inflación.