En la Grecia antigua se solía pensar que cada persona era lo que los demás pensaban de ella. Por eso, cada individuo se esforzaba por transmitir a la sociedad lo que quería ser para que la sociedad tuviera un reflejo claro.
Algo parecido le pasa al transporte, cuya imagen social es un lastre heredado de otros tiempos del que debe desprenderse para convertirse en una actividad moderna. Sin embargo, ahora, como también en la Grecia clásica, el cambio empieza por uno mismo y en este sentido, algunos datos son incontestables.
Buenas estadísticas
En primer lugar, cabe destacar que la logística y el transporte lideran las inversiones extranjeras directas en España y que tanto la cifra de negocio del sector, como la contratación laboral arrojan buenos registros que conviene no menospreciar. Ademas, también se ha incrementado el número de empresas de transporte de mercancías por carretera y el coste laboral cae al inicio de 2019, con los incrementos salariales en convenio contenidos.
El buen tono del sector se refleja especialmente en el colectivo de conductores de camión que en el último mes ha visto cómo ha aumentado la contratación, sumando varios meses consecutivos y, al mismo tiempo, el paro aceleraba su descenso.
En el último mes ha crecido la contratación de conductores, especialmente asalariados.
Y algunas no tan buenas
Aún así también conviene recordar que no vivimos en un mundo de color de rosa y que, por contra, han crecido los accidentes laborales, han aumentado los costes de explotación y el plazo medio de pago se ha colocado en los 81 días.
En este panorama, quizás lo más preocupante es la incertidumbre, que se combate con “fuerza y determinación”, a pesar de la creciente precarización que vive el sector, las dudas que sigue generando el ROTT, y el papel que a este respecto quiere jugar Competencia, el “desmadre” de la paquetería ilegal o la insistencia de las constructoras, con el apoyo de la OCDE, para financiar el mantenimiento de las autovías con peajes, por los que sigue creciendo con fuerza el tráfico de camiones.
El tacógrafo inteligente supone un paso más en el control de los tiempos de conducción y descanso.
Retos e incertidumbre
De cara al futuro inmediato, al sector le aguardan retos de gran calado, como son la sostenibilidad y la reducción de costes, así como la revolución que implica el crecimiento del e-commerce, junto con la introducción de novedades como el tacógrafo inteligente, factores que obligarán a las empresas a buscar la excelencia en un escenario marcado a nivel europeo por el Brexit y por la próxima negociación del Paquete de Movilidad.
Mientras, en España la falta de definición política se traduce en posibles cambios en el Ministerio de Fomento, que podría pasar a ser de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana e, incluso, de posibles cambios al frente del departamento, aunque lo cierto es que a día de hoy la llegada de un nuevo Gobierno parece incierta, a la vista de la dureza en la negociación y esta aparente falta de acuerdo que, sin embargo, podría esconder una táctica dilatoria a la espera de sacar mejores tajadas.
En definitiva, la solución de los males del sector pasa por que el propio sector crea en si mismo y sea consciente de unas fortalezas que han servido para asegurar una historia de éxitos.