El gobierno británico prohibirá la venta de furgonetas y coches con motores de combustión a partir del año 2030, así como la de los híbridos a partir de 2035.
Se trata de un paso clave en su objetivo de cero emisiones para el año 2050 y garantizará el mantenimiento de un aire más limpio en sus ciudades, además de promover las inversiones en la fabricación de vehículos eléctricos y baterías.
Aunque de momento es solamente un compromiso y todavía no se ha desarrollado un plan, la medida ha sido muy valorada por parte de la Asociación Transport & Environment, que cree que 15 años es un plazo suficientemente amplio para que la industria de la automoción pueda realizar la transición hacia la electromovilidad.
No obstante, ahora es el turno de la administración, que debe instaurar nuevas medidas regulatorias e incentivos para conseguir alcanzar los objetivos previstos. Para empezar, si se pretende que los fabricantes dejen de vender vehículos de combustión y apuesten por los de cero emisiones, deben establecerse cuotas mínimas, así como penalizaciones para los que no las alcancen.
También es preciso mejorar las infraestructuras de recarga en el país y reformular el sistema de impuestos para animar a los compradores a realizar el cambio. A día de hoy, turismos y furgonetas son responsables de más del 60% de las emisiones del transporte en Reino Unido, y los camiones del 16%.
Por otro lado, la Asociación ha pedido que el compromiso de eliminar los motores de combustión se extienda también a los camiones diésel. En concreto, reclama que sus ventas cesen en la década de 2030.
A nivel europeo, cree que es importante que la UE se pronuncie pronto acerca de la fecha en que finalizarán las ventas de turismos, furgonetas y camiones nuevos con motores de gasolina y diésel.