Las operativas de embarcaciones con control remoto y, en el futuro, de embarcaciones completamente autónomas, serán cada vez más habituales, incluso para las tareas complejas en alta mar que siempre se consideraron demasiado difíciles de automatizar.
En Noruega, por ejemplo, está aumentando el uso de ferries entre islas y pequeños buques de carga que navegan de manera segura en rutas fijas sin capitán o tripulación.
Existen múltiples variables a considerar, explican desde Ocean Infinity, pues a pesar de los evidentes avances realizados en el transporte marítimo autónomo, hay quienes sigan pensando que existen ciertas tareas complejas, como las de los buques de inspección, que seguirán requiriendo trabajadores.
Es cierto que las operaciones complejas tienen más posibilidades de que las cosas no funcionen según lo planeado, lo que requiere ajustes y soluciones por parte de los humanos.
Incluso las cosas más simples, como limpiar la lente de la cámara de un dron de inspección entre inmersiones, pueden constituir un desafío para los sistemas robóticos, pero no son un problema para un trabajador en alta mar.
Sin embargo, según Ocean Infinity, las operaciones en el mar están expuestas a más riesgos de salud, seguridad y medio ambiente. Con operaciones más automatizadas, se puede sacar a los humanos de las zonas más peligrosas, o apartarles de las tareas repetitivas, sucias y de difícil cobertura.
Riesgos de los buques autónomos
Además, la mayoría de los fallos que ocurren en alta mar corresponden a un error humano. Al reducirse la presencia humana en el barco, se pueden reducir estos errores.
En el aspecto ambiental, si un buque cuenta con una tripulación de 60 personas, debe ser una embarcación grande con motores, generadores y todas las instalaciones necesarias para ellas. Asimismo, esto podría significar que unas 120 personas deban volar por todo el mundo para relevarse, quizás cada cuatro semanas.
Los detractores podrían argumentar que en las operaciones controladas a distancia, al menos en estas primeras etapas de desarrollo, simplemente se mueve al operador humano desde la cubierta a una sala de control en tierra, lo que no evitaría errores humanos.
No obstante, la realización de operaciones de forma remota obliga a automatizar múltiples aspectos a bordo, observando más a fondo que nunca antes los sistemas y procesos. Por supuesto, hay fallos al comienzo de estas automatizaciones, pero una vez que se solucionan, el sistema aprende una tarea de repetición de manera altamente eficiente.
También es importante recordar que en una embarcación moderna, muchos de los sistemas ya están controlados por redes, y las ventajas que supone para un trabajador operar en el barco de forma remota, en su pueblo o ciudad.
En este contexto, Ocean Infinity abrirá su primer Centro de Control Remoto en Southampton, Reino Unido, en mayo de 2023, lo que permitirá, por primera vez, que varios barcos que operan en una variedad de jurisdicciones marítimas realicen tareas complejas sin tripulación, y en el horizonte desde una ubicación en tierra, a través del últimas tecnologías de la comunicación.
Está equipado con 20 módulos de control individuales, cada uno equipado con un asiento y controles específicos. El personal administrativo trabajará en estaciones de trabajo tipo oficina, supervisando múltiples embarcaciones y operaciones, en cualquier parte del mundo.