La compra de Maersk Oil se ha cerrado definitivamente.
Maersk ha emprendido una estrategia clara de desinversión para centrarse en sus áreas de negocio fundamentales, que son el transporte marítimo de contenedores, la gestión de terminales y la logística, según reconoce su consejero delegado, Soren Skou.
Como parte de esta tendencia, Maersk ha completado esta semana la venta del 100% Maersk Oil, su área de negocio de aceites y lubricantes, a la francesa Total, tras recibir la aprobación oficial por parte de las autoridades de competencia.
La operación, anunciada inicialmente en agosto del año pasado, implica el traspaso de esta línea de negocio a la petrolera francesa Total. A cambio, Maersk recibe un paquete accionarial de 97,5 millones de títulos valor de Total, por valor de 5.600 millones de dólares, 4.525 millones de euros al cambio aproximadamente.
Al tiempo, Total asume una deuda a corto plazo de Maersk Oil a su matriz por valor de 2.500 millones de dólares, unos 2.020 millones de euros, que tendrá que reintegrar a Maersk de manera casi inmediata.
Así mismo, el conglomerado danés tiene previsto vender posteriormente parte de la participación recibida en Total, una vez cumplido su objetivo inversor, para trasladar parte de las ganancias de esta operación a sus accionistas, bien a través de un dividendo extraordinario, compra de acciones para autocartera o distribución de nuevos títulos.