La situación de colapso también dificulta que los conductores puedan cumplir con sus tiempos de conducción y descanso.
Desde hace ya varios años, las colas de camiones saturan los accesos al PLV del municipio valenciano de Ribarroja que aguardan durante más de dos horas para poder entrar a cargar o descargar en el depósito de contenedores y que ninguna de las reuniones celebradas han conseguido solucionar.
Los transportistas, agrupados en Transcont CV, culpan a los gestores de la infraestructura de no querer "desbloquear una situación denunciada en numerosas ocasiones por los colectivos de transportistas portuarios afectados".
Este cuello de botella que se genera todas las tardes, con colas interminables de camiones en estas instalaciones, supone, a juicio de la asociación de transportistas valenciana de contenedores, "una importante pérdida económica para los transportistas que se ven obligados a permanecer en sus vehículos durante horas".
Además, en su opinión, a estas pérdidas se añade "el problema generado por los horarios del tacógrafo y la inseguridad que se genera en unas instalaciones que no reúnen unos mínimos requerimientos de seguridad al encontrarse bloqueadas", por lo que opinan "que o bien no existe voluntad de solucionarlo, menospreciando la labor del transportista y poniendo en riesgo la propia seguridad vial del entorno o bien existe una clara incapacidad de encontrar y aplicar soluciones a este problema".