Tras varios meses de congestión en los puertos de la costa este de Estados Unidos, motivada principalmente por el conflicto entre terminalistas y estibadores que parece haber terminado tras el reciente acuerdo de patronal y sindicato, los puertos de Long Beach y Los Angeles han llegado a un acuerdo para luchar de manera conjunta contra la congestión en sus instalaciones, que ha obtenido el visto bueno de la Comisión Marítima Federal de Estados Unidos el 26 de febrero.
Así, a través de este pacto, los puertos realizarán proyectos comunes que fortalecerán la capacidad del complejo portuario para eliminar cuellos de botella y mover la mercancías de una forma más rápida y eficiente.
En este contexto, los directores ejecutivos de ambas infraestructuras han señalado en la Conferencia anual de TPM, celebrada en California durante esta primera semana de marzo, que los puertos de la costa este volverán a la normalidad en un plazo de tres meses, eliminando en este plazo la congestión lastrada desde noviembre y volviendo para el próximo verano a un ciclo normal de operaciones, según recoge joc.com.
Cabe destacar que este plazo es menor al esperado por los asistentes a dicha conferencia, ya que una encuesta informal recogida el lunes entre las 2.000 personas presentes señala que los cargadores, transportistas y operadores logísticos esperan que el ritmo normal de la actividad no se recupere hasta dentro de seis meses.
Mas allá del plazo necesario para lograr la descongestión de los contenedores acumulados, los directivos de ambos puertos han coincidido en que las instalaciones no se pueden permitir perder tráficos por una situación externa como la acontecida en la ruptura del contrato entre estibadores y empleadores.
Por este motivo, el acuerdo recientemente firmado especifica los dos puertos pueden intercambiar información sobre proyectos y programas, además de tarifas, cargos, costos operativos de prácticas y regulaciones relacionadas con las operaciones de terminales, camiones, ferrocarriles y buques marinos, todo ello con el fin de no competir en el escenario mundial con un desempeño por debajo del estándar.
A este respecto, los directivos han señalado que la principal preocupación de las infraestructuras, tras la descongestión, será aumentar la velocidad de las operaciones al ritmo que marca el sistema portuario a nivel global.