Los principales retos a los que deben hacer frente los puertos españoles si quieren ser más competitivos son, principalmente, la rebaja de los costes portuarios y las elevadas tasas de algunas instalaciones.
Dichas líneas estratégicas ayudarían a impulsar la inversión y el establecimiento de nuevas empresas en las instalaciones españolas, que actualmente experimentan una sobrecapacidad destacable.
Esta es sólo una de las conclusiones que se pueden sacar de la reunión que la comunidad portuaria ha mantenido en Madrid esta semana, en el marco del X Aniversario del Propeller Club Madrid.
Durante la mesa redonda 'Logros y retos de una década de logística marítimo portuaria', diferentes actores del sector han hecho hincapié en los retos, aunque también han recordado los avances de la última década en materia logístico portuaria.
El presidente de Puertos del Estado apuntaba, antes del debate, que la capacidad actual de los puertos españoles, que pueden manipular hasta 1.000 millones de toneladas, cuando el tráfico portuario actual es de 500 millones, permitirá reducir las inversiones necesarias en nuevas infraestructuras durante los próximos años.
Dicha reducción traerá consigo, según Llorca, una rebaja de los costes y tasas portuarias, a lo que también contribuirán las cuentas saneadas del sistema portuario, ya que la mayoría de instalaciones han obtenido beneficios en 2014.
Puntos de discordia
El buen estado económico y la autosuficiencia financiera apuntados desde Fomento, ha planteado a los puertos, navieros, transitarios y concesionarias presentes en la mesa la cuestión sobre el motivo que impide al Ministerio de Fomento revisar las tarifas y los valores de suelo, con el fin de hacer más competitivo el transporte marítimo a Europa a través de España.
Los problemas a este respecto, siempre según las diferentes opiniones manifestadas, son varios. En primer lugar, el sistema centralizado impide a los principales puertos españoles establecer precios competitivos que les sitúen al nivel de los grandes puertos europeos, con los que compiten.
Además, los precios y tarifas se establecen sobre la manipulación de mercancías y operaciones de un puerto inexistente, el que corresponde a la media de los puertos españoles, lo que para algunos implica un punto de partida erróneo e irreal.
A esto ha de sumarse que algunas instalaciones mantienen sus valores de suelo y agua a niveles de hace 10 años, es decir, precrisis, y que las amortizaciones en otros puertos europeos son más largas, lo que conlleva un menor coste para los concesionarios establecerse en otros puertos que se traduce en otra desventaja competitiva de las instalaciones españolas.
El presidente de Puertos del Estado, José Llorca, inaugura el X Aniversario del Propeller Club Madrid.
Por este motivo, desde la ESPO han solicitado abiertamente que los puertos tengan total autonomía para establecer sus tarifas o inversiones. De hecho, desde la organización europea aseguran que el modelo centralizado español no se entiende en el resto del viejo continente.
Por otro lado, no todas las medidas puestas en marcha por la Administración están teniendo el impacto deseado. Así, de las casi 500 solicitudes de ampliación de concesión que se han presentado, sólo una se ha concedido hasta ahora, por lo que desde la plataforma PIPE piden agilizar los trámites y minimizar la burocracia del proceso.
Desde la misma plataforma también han recordado la importante inversión que los concesionarios han tenido que hacer para poder ampliar sus contratos hasta los 50 años en las instalaciones españolas, indicando que su solicitud planteada para que se tuviera en cuenta también la inversión realizada hasta la fecha no convenció a Fomento.
Otros desafíos
Más allá de los puertos en sí, desde Feteia-Oltra han señalado que España debe aumentar su inversión en el ferrocarril si quiere que sus empresas sean más competitivas, mientras que desde Anave han solicitado que el Registro de Canarias se equiparé también a los modelos homólogos de otros países, pues es clave para remontar un pabellón español de buques cada vez más reducido.
Pero si en algo han coincidido los presentes en la mesa es en la necesidad de racionalizar la inversión en España ya que, mientras desde Fomento señalan como un logro la inversión de 12.000 millones de euros en infraestructuras durante la última década, para algunos dicha inversión no se ha realizado con un riguroso análisis estratégico de necesidades y potencial de desarrollo, aunque es cierto que el sector se muestra satisfecho con la excelentes infraestructuras portuarias que tiene el país.