La participación que mantiene el Estado en Aena está valorada en más de 10.200 millones de euros.
Los fondos privados que cuentan con una participación en Aena, entre los que se encuentran The Children's Investment Fund, Blackrock, Talos Capital, Deutsche Bank y HSBC, han reclamado al Gobierno una mayor privatización del operador aeroportuario, atendiendo a su proyección internacional, según indica el diario ABC.
El Ejecutivo, que actualmente dispone del 51% del accionariado, ha reconocido recientemente que estaba dispuesto a estudiar una privatización adicional, aunque no tiene prevista una nueva desinversión a corto plazo.
Desde que salió a Bolsa, la sociedad gestora de los aeropuertos españoles se ha revalorizado más de un 130% en el parqué madrileño, por lo que la participación que mantiene el Estado a través de Enaire, está valorada en más de 10.200 millones de euros.
Uno de sus objetivos actuales es la expansión en el exterior, pero cualquier movimiento en este sentido, como la adquisición del aeropuerto de Londres Luton en 2014, debe ser ratificado por el Gobierno, lo que ralentiza las operaciones.
Además, el Real Decreto 13/2010, que regula la entrada de capital privado en Aena, establece la permanencia del carácter público de esta compañía, por lo que modificar la barrera del 51% exigiría cambiar esta normativa.
Impacto negativo
Por otro lado, los accionistas se han mostrado contrarios a la reducción de las tasas aeroportuarias en un 11% hasta 2021, en el marco del Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA), y podrían iniciar acciones de diversa consideración para oponerse a esta medida.
En su opinión, hubiera sido admisible una congelación de las tarifas o una caída de un 1,3%, en línea con los principales operadores de aeropuertos internacionales, pero según indican, la rebaja del 11% tendrá un impacto negativo en ese periodo de cerca de 900 millones de euros y, se reducirá en 600 millones de euros la liquidez del operador.
Asimismo, dudan que vaya a repercutir en el precio de los billetes y afirmar que puede favorecer un entorno de incertidumbre en los próximos años, cuando el sector turístico puede verse afectado por el Brexit y el regreso de los flujos de tráfico aéreo a países del norte de África.