La automatización total de las terminales portuarias no aporta mejoras a la productividad de empresas concesionarias ni de los puertos. Es la principal conclusión de un informe del Centro para la Innovación en el Transporte, Cenit, para el Consejo Internacional de Estibadores y la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte.
Según este estudio, las terminales totalmente automatizadas no representan mejores índices de productividad que las tradicionales. Además, destaca la elevada vulnerabilidad a los ciberataques, una mayor exposición a los hackers y un mayor índice de inseguridad.
El Cenit también subraya los elevados costes de capital inicial y los adicionales para el mantenimiento de las terminales, así como la posible concentración de poder por parte de las concesionarias, que implica un control de los precios y, en consecuencia, una pérdida de soberanía y control por parte de Administraciones y Gobiernos.
Asimismo, la automatización afecta a la libre competencia en la medida en que otorga más poder a las navieras, mejora los ingresos sólo para sus accionistas y aumenta el peligro de prácticas monopolísticas. Esto también conlleva una disminución de las tarifas y una reducción de los ingresos portuarios.
El estudio señala impactos como la pérdida de miles de puestos de trabajo tanto para los trabajadores de las terminales como para los de empresas suministradoras y auxiliares, así como la falta de adaptabilidad para responder rápidamente a situaciones inesperadas.
Este tipo de terminales, según el informe, "son culpables de dumping social y de prácticas en las que las tareas de mantenimiento a distancia se subcontratan a países con menos libertades y derechos para los trabajadores y con salarios mucho más bajos".
En este sentido, la automatización tiene un impacto directo en los ingresos fiscales del Estado, ya que supone una menor recaudación de impuestos y mayores costes de seguridad social debido a la pérdida de puestos de trabajo.