Durante muchos meses, los cargadores han optado por trasladar sus importaciones de la costa oeste de Estados Unidos a otros puertos, debido a la fuerte congestión, los retrasos y los problemas en el transporte, así como a la amenaza que suponen las conversaciones de los estibadores de la zona para su nuevo convenio, que se han iniciado en mayo.
Aunque podrían desarrollarse de manera fluida, también existe el riesgo de que se produzcan nuevas disrupciones, al tener que llegar a acuerdos sobre ciertos temas polémicos, como la automatización de las terminales, tal y como recogen desde Xeneta.
Las importaciones de la costa oeste de Estados Unidos procedentes del Lejano Oriente se han reducido en un 3,5% en el primer trimestre de 2022. Sin embargo, el aumento registrado en las de la costa este, y en menor medida en el Golfo, suponen que el total de las importaciones habría aumentado desde el año anterior.
En cualquier caso, la tasa de crecimiento se ha reducido considerablemente y es poco probable que se incremente demasiado, debido a los nuevos confinamientos en Asia y el efecto de la inflación.
Las tasas de carga también demuestran la preferencia de los cargadores por la costa este, tanto a corto como a largo plazo, cuando importan mercancía desde el Lejano Oriente, pues los precios prácticamente se han doblado respecto a hace un año.
Llegar a la costa este a principios de mayo costaba alrededor de 3.200 dólares más por FEU que ir hacia la costa oeste. Los recargos también son casi cuatro veces más elevados en estas rutas.
Los volúmenes extra en la costa este también implican que la congestión se está convirtiendo en un problema, con las navieras aumentando su capacidad para compensar el exceso de demanda.
De hecho, la elevada congestión en la costa este afecta no solamente a las importaciones procedentes del Lejano Oriente, sino también del resto del mundo. Por contra, la capacidad ofertada en las líneas que c0nectan con la costa oeste se ha reducido respecto a hace un año.