El transporte internacionalrealizado por empresas con sede en Polonia se ha multiplicado durante los últimos años, frente a la tendencia relativamente estable que han vivido las principales potencias del transporte europeo.
Según cifras de Astic, en el año 2008, el transporte por carretera polaco manipulaba aproximadamente 1.000 millones de tn/km de mercancías en cabotaje, prácticamente las mismas que el español y aproximadamente un tercio que las flotas alemana y holandesa.
Seis años después, en 2014, las empresas polacas manipulaban cerca de 9.000 millones de tn/km en cabotaje, prácticamente cuatro veces más que Países Bajos y España, los dos principales países “caboteadores” tras Polonia en aquel ejercicio, con 2.500 y 2.000 millones de tn/km de mercancías transportadas entre países en las operaciones que se realizan antes de volver a casa tras un transporte internacional.
Si se analiza el ‘cross-trade’, es decir, el transporte internacional entre terceros países distintos a los de la empresa está radicada, el crecimiento de las empresas polacas es igual de significativo.
En 2014 manipularon más de 40.000 millones de tn/km en esta actividad, ocho veces más que en 2004. Además, otros países como Lituania, República Checa y Eslovaquia, que también manipularon en 2004 alrededor de 5.000 millones de tn/km, han visto duplicados sus tráficos en una década.
El problema es que es muy difícil saber a ciencia cierta qué porcentaje de empresas se han deslocalizado en estos países del este de Europa sin otra pretensión que el de aprovecharse de menores costes laborales y una menor carga impositiva.
“Si bien el cabotaje puede tener un mayor impacto moral, ya que el transportista pierde un servicio nacional en detrimento de una empresa extranjera, es en el transporte entre terceros donde las empresas radicadas en terceros países hace más daño”, según Ramón Valdivia, director general de Astic.