Una prueba recoge las dificultades para transportar vino en la ruta de la seda.
La 'Ruta de la Seda' que China está impulsando para conectarse por ferrocarril con las principales potencias europeas podría no ser adecuada para el transporte de algunas bebidas, al menos si estas viajan en un contenedor "normal".
Así lo revela una prueba realizada por JF Hillebrand, compañía especializada en la logística de la industria cervecera, y Groupe InterRail, en la que han transportado vino francés entre la ciudad alemana Duisburg y la china Yiwu, recorriendo 11.400 km y atravesando seis países.
Si viajan en tren, las mercancías están más expuestas a los cambios climatológicos que si lo hacen en barco, especialmente en lo que se refiere a la humedad y a la temperatura. En la mencionada prueba, las temperaturas variaron desde los -2°C hasta los 58°C.
Existe una correlación directa entre las fluctuaciones de temperatura y los niveles de humedad, ya que la humedad disminuye a medida que las temperaturas aumentan fuera del contenedor y viceversa.
Protección para la carga
Por todo ello, sin una protección adecuada, las condiciones climáticas extremas pueden dañar el embalaje, la integridad del corcho y la tendencia química y sensorial del vino.
La prueba fue realizada con un sistema desarrollado por JF Hillebrand que redujo las fluctuaciones de estas temperaturas dentro del contenedor a 9°C en su punto más bajo a 32°C en su punto más alto.
Con este contenedor, a la temperatura más alta, el vino se mantuvo entre los 25 y los 29°C. Sin embargo, la prueba no da a conocer a qué temperatura se habría elevado el vino sin el sistema de protección.
También se apuntan otra serie de "retos" a los que se enfrenta el tráfico ferroviario en la ruta de la seda, más allá de las condiciones climatológicas, como los diferentes anchos de vía, los retrasos debidos a diferentes usos horarios, diferentes tipos de factura electrónica o el hecho de que algunos documentos solo se transmitan en chino, ruso o inglés.