La política de infraestructuras de la UE tiene como objetivo crear una red de transporte real conjunta que ofrecerá viajes más seguros, menos congestionados y más rápidos. Así se ha determinado en la celebración del acuerdo entre la Comisión, el Consejo y el Parlamento Europeo sobre las propuestas para transformar el mosaico actual de las carreteras europeas, ferrocarriles, aeropuertos y canales en una red de transporte unificada.
El acuerdo establece que la red básica de transporte se establecerá en 2030 y actuará como el eje de transporte en el mercado único. Esta iniciativa se establece dentro del marco the Connecting Europe Facility (2014-2020) que se centrará también en la red básica de transporte, completando los eslabones transfronterizos perdidos, la eliminación de los cuellos de botella y se encargará de hacer una red más inteligente.
“Este es un acuerdo histórico para crear una potente red europea de transporte a través de 28 Estados miembros” ha asegurado el vicepresidente de la Comisión Europea Siim Kallas, quién ha asegurado que el transporte es vital para la economía europea, “sin buenas conexiones, Europa no va a prosperar”
Prioridad para Europa
El nuevo núcleo de la red TEN-T se apoyará por una amplia red de rutas regionales y nacionales que alimentan a la línea central. El objetivo es asegurarse de que progresivamente, y en 2050, las empresas de Europa podrán llegar a esta red global en menos de 30 minutos.
La nueva política de infraestructuras de la UE tiene como objetivo crear una red real que no se centre en proyectos aislados. En concreto, la red se basará en directrices precisas que se han determinado sobre la base de una metología objetiva.
El nuevo reglamento establece plazos para asegurarse que todos los proyectos que contribuyan a la red básica de transporte se implementan como una prioridad. En él se constituyen las normas para garantizar que los trenes, barcos, aviones y camiones puedan utilizar, a partir de 2030, una infraestructura de forma segura sin ningún tipo de problema técnico.
Entre otros ejemplos, en 2030 está previsto que la red ferroviaria central estará equipada con el sistema de señalización ERTMS, que permitira la circulación de ferrocarriles transfronterizos de forma fácil y segura.
La nueva política se centra los elementos más críticos: los proyectos transfronterizos, la interoperabilidad y la intermodalidad entre diferentes medios de transporte.