En una resolución de este pasado martes 14 de febrero, la Comisión Europea ha propuesto límites más estrictos de emisiones de CO2 para los vehículos pesados de transporte de mercancías.
De esta forma se complementa la decisión del Parlamento Europeo, que este 14 de febrero aprobaba el acuerdo alcanzado con el Consejo por el que se revisarán las normas en materia de emisiones de CO2 de los turismos y furgonetas nuevos, con la que se pretende reducir a cero en 2035 las emisiones de CO2 de turismos y vehículos comerciales ligeros nuevos para 2030 en un 55% para los automóviles y en un 50% para las furgonetas en comparación con sus niveles de 2021.
La resolución relativa a las emisiones de los camiones, propone que los nuevos camiones reduzcan sus emisiones en un 90% de aquí a 2040, en comparación con los niveles de 2019. Un objetivo que entra dentro de la estrategia de la Unión Europea de lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050.
Antes, deberían haber conseguido reducir las emisiones de CO2 en un 65% a partir de 2035 y en un 45% a partir de 2030.
El Ejecutivo comunitario argumenta que "los camiones y autobuses son responsables del 25% de los gases de efecto invernadero de la Unión Europea y del 6% del total de emisiones del transporte rodado, pese a que representan sólo el 2% de la flota de vehículos”.
El documento completo de la Comisión Europeaestá disponible en este enlace.
El objetivo ambicioso planteado desde el ámbito político europeo, sin embargo se queda corto respecto a la metade cero emisiones que pretendían algunos países, como Países Bajos. Sin embargo, otros estados miembros han dicho que plantear las cero emisiones en 2040 es demasiado pronto para los fabricantes.
No en vano, según los últimos datos publicados por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, los camiones de la Unión Europea tenían una media de 14 años en 2020.
En este contexto, Frans Timmermans, responsable de la política climática comunitaria, declaró que no se había propuesto una reducción del 100% de las emisiones debido a la incertidumbre sobre cuándo estarán disponibles las tecnologías de emisiones cero para todos los camiones.
Eso sí, añadió que, en algún momento, habrá “que pasar a un objetivo del 100%”.
Una propuesta “alarmante”
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles no ha tardado en pronunciarse y ha alertado de que, para poder cumplir con los objetivos planteados serían necesarios al menos unos 50.000 cargadores públicos aptos para camiones en la Unión Europea.
De ellos, unos 35.000 deberían ser cargadores de alto rendimiento. Asimismo, apuntan, requerirían unas 700 estaciones de recarga de hidrógeno.
Cabe destacar aquí que la Comisión no señala si los nuevos motores de los vehículos pesados deberán ser eléctricos o a base de hidrógeno.
[sumario]Para el responsable de la política climática comunitaria Frans Timmermans, "en algún momento, habrá que pasar a un objetivo del 100%”.[/sumario]
Y aunque estén “listos para cumplir", tal y como ha afirmado Martin Lundstedt, presidente de la junta de vehículos industriales de ACEA y director ejecutivo de Volvo Group, ven algunos inconvenientes.
La reducción de las emisiones del 45% para 2030, meta que tachan de “muy ambiciosa", supondría que para ese año tendrían que circular por las carreteras europeas en torno a 400.000 camiones de cero emisiones y que se matriculasen, al menos, 100.000 nuevos vehículos pesados de este tipo cada año.
Asimismo, subrayan que esos límites deben coincidir "con un despliegue de infraestructura mejor al actual".
Hay que plantear la prohibición total
En el lado opuesto se encuentran algunas asociaciones ecologistas, que lamentan que, si no se prohíbe el 100% de camiones contaminantes, no se conseguirá el objetivo de cero emisiones.
[sumario]La reducción de las emisiones del 45% para 2030 necesitaría que se matriculasen, al menos, 100.000 nuevos vehículos pesados eléctricos cada año.[/sumario]
Uno de ellos es Carlos Bravo, responsable de la campaña de transporte de mercancías por carretera de la asociación Transport & Environment. Considera que "no fijar una fecha límite para la venta de camiones contaminantes es una concesión lamentable a los fabricantes de camiones”.
Bajo su punto de vista, todos los nuevos camiones con emisiones de CO2 matriculados en 2040 seguirían circulando en 2050, reduciendo la efectividad del plan de descarbonización.
A su juicio, que la Unión Europa no haya fijado un plazo claro para su desaparición, puede conllevar a que haya “unexceso de camiones diésel contaminantes circulando por nuestras carreteras durante las próximas décadas”.
Nueva vuelta de tuerca, ¿a qué precio?
Esta nueva vuelta de tuerca en el camino a la descarbonización del transporte por carretera, llega en un momento en el que confluyen varios problemas. Por un lado, los fabricantes aún sufren problemas de desabastecimiento de componentes en sus líneas de montaje, lo que hace que las entregas de pedidos continúen con importantes retrasos.
La inflación está suponiendo ya un encarecimiento de la financiación, necesaria en las operaciones de renovación de las flotas de los operadores. Encarecimiento que se suma al alza de los precios de combustible, diésel fundamentalmente en lo que al transporte se refiere y bien escaso, a raíz de la invasión rusa de Ucrania.
Y todo ello sin olvidar la, prácticamente inexistente infraestructura de recarga para camiones eléctricos, y la única solución que se plantea como solución a la reducción de emisiones. También hay que contar con la disponibilidad de una solución técnica comercialmente asumible por los transportistasque dé respuesta a las necesidades de explotación de una empresa de transporte de mercancías por carretera en el ámbito del mercado europeo.
Los fabricantes de camiones mientras tanto se ponen de acuerdo para desarrollar infraestructuras de recarga específicas para camiones, que no existen hoy en día. Se prometen fechas en las que estarán disponibles nuevos modelos de camiones eléctricos, a baterías o de hidrógeno, con autonomías que, hoy por hoy, está por ver que sean ciertas. También es cierto, que en los últimos años se ha acelerado la evolución de los desarrollos de camiones eléctricos, con varios cientos de unidades rodando por las carreteras en aplicaciones muy concretas.
En este mar de confusión, se habla del hidrógeno como si fuese la receta milagrosa que va a solucionar todos los problemas, del que todo el mundo habla, pero del que todavía poco se sabe, en cuanto a su disponibilidad de forma generalizada.
Y para terminar de redondear la jugada, en ningún momento se mencionan los costes que esta transición acelerada va a suponer para los operadores, a los que por supuesto se les va seguir exigiendo la prestación de un servicio esencialpara la economía actual, dando por hecho que estos incrementos en los costes no pueden traducirse en aumento del precio de los servicios de transporte.
Sin lugar a dudas, en estos próximos años, aparecerán nuevas tecnologías en baterías, o nuevos combustibles o nuevos modos de generación de energías limpias, que permitan seguir avanzando en esta transición de modelo energético. Mientras tanto, deberíamos tratar de buscar respuesta a unas cuantas preguntas.
¿Estamos dispuestos a renunciar a un servicio de transporte y de gestión de las cadenas de suministro tal y como lo conocemos, con las implicaciones que tiene en el día a día de millones de personas?. ¿Se trata de un modelo sostenible, en lo medioambiental, en lo económico y en lo social, en el futuro?. Ante la situación actual originada por el "cambio climático", ¿hay otra alternativa a este cambio de modelo propuesto?. ¿Podrá la tecnología, dar respuesta a todos estos retos "en forma y plazo" a las demandas planteadas?.
Mientras tanto, el documento completo de la Comisión Europea está disponible en este enlace.