España necesita considerar todas las tecnologías que contribuyan a la descarbonización, como la electrificación, el hidrógeno renovable y los combustibles renovables.
Esta ha sido la principal conclusión de Faconauto y la Fundación Repsol en el II Observatorio del Vehículo Industrial, donde se ha explicado también que es necesario analizar las necesidades en materia de infraestructuras de recarga y repostaje de hidrógeno para vehículos industriales para cumplir con los objetivos de descarbonización del transporte pesado.
El pasado mes de febrero, la Comisión Europea los endureció aún más, situando la reducción en un 45% en 2030, en un 65% en 2035 y en 90% en 2040. Para cumplirlos, al final de la década tendría que haber 30.000 vehículos industriales de más de 3,5 toneladas, eléctricos o propulsados por hidrógeno.
Además, más de un tercio de los camiones nuevos vendidos tendrían que ser cero emisiones a partir de 2030. Sin embargo, en 2022 sólo se matricularon 89 camiones eléctricos en el mercado español y la infraestructura de recarga para el transporte pesado es prácticamente nula.
Neutralidad tecnológica
Por otro lado, pese a la apuesta de la UE por la electrificación, tanto Faconauto como Fundación Repsol abogan por usar todas las tecnologías disponibles que contribuyan a la descarbonización. Algunas ya son una realidad, como los combustibles renovables, y permiten iniciar inmediatamente la transición.
En el caso de los biocombustibles avanzados producidos a partir de residuos, favorecen una reducción de las emisiones en un 90%, sin cambiar la flota ni invertir en nueva infraestructura, al ser compatibles con los motores y la red de repostaje existentes.
La neutralidad tecnológica debe ser entendida también incluyendo a actuales motores de combustión, que seguirán desempeñando un papel importante, por lo que su progresiva desaparición debería hacerse mediante un marco normativo adecuado.
Igualmente, han coincidido en que se tienen que asegurar las condiciones para que el sector invierta de manera rentableen vehículos de cero emisiones.
El Gobierno y las Administraciones Públicas, en colaboración con el sector privado, deben establecer un plan que agilice la obtención de permisos para la instalación de puntos de recarga, impulse la actualización de las redes eléctricas y facilite el establecimiento de áreas de recarga para camiones.
Según el Reglamento de infraestructuras para combustibles alternativos, las estaciones de recarga destinadas a vehículos pesados deben implantarse cada 60 km a lo largo de la red básica de la Red Transeuropea de Transporte, con una potencia mínima de 350 kW, y cada 100 km en la red global a partir de 2025. La cobertura completa debe alcanzarse antes de 2030.