Dos factores condicionan especialmente el importante desarrollo que está viviendo la logística urbanaen los últimos años de manera generalizada en los países más desarrollados.
Por un lado, la concentración de población en los principales núcleos de población es cada vez mayor. Las ciudades se han convertido en focos de servicios y de ocio que irradian también una gran cantidad de actividad y que generan empleos de mayor calidad y remuneración que en zonas menos pobladas.
El segundo condicionante que incide en el aplastante desarrollo de la logística urbana tiene que ver con el auge que está viviendo el comercio electrónico, un fenómeno asociado intrínsinsecamente a la vida en las ciudades y que avanza, a su vez, en una doble vertiente.
Así pues, tanto la urbanización masiva a escala planetaria, como el auge del comercio electrónico impulsan la necesidad de acercar las instalaciones logísticas a los entornos urbanos para mejorar la distribución y reducir pasos en cadenas de suministro que buscan una mayor efieciencia y rentabilidad.
Sin embargo, este proceso no es nuevo. Existen proyectos para mejorar la logística urbana desde los años 90 del siglo pasado que, sin embargo, la mayor parte de las veces han terminado fracasando.
Analizando estas experiencias pasadas, la consultora Interface Transport ha realizado un análisis de las alternativas existentes en el ámbito de la logística urbana que, además, profundiza en los factores que dificultan el desarrollo de hubs urbanos y propone soluciones.
Tipologías de activos para la logística urbana
El análisis de la consulta parte de que fundamentalmente existen cuatro tipos de instalaciones para el desarrollo de la logística urbana.
La primera de ellas son naves que actúan de puerta de entrada en los entornos urbanos y que, con superficies que oscilan entre los 50.000 y los 300.000 m2, sirven para agrupar flujos procedentes de servicios logísticos nacionales e internacionales para su distribución en un área metropolitana con la mayor eficiencia a través de almacenes horizontales.
El segundo tipo de edificios para logística en las ciudades son las plataformas urbanas de distribución que, con rangos de entre 20.000 y 5.000 m2 de superficie, buscan instalaciones más verticales para agrupar más flujos y ganar más proximidad a las zonas más pobladas.
En tercer lugar se encuentran los espacios urbanos de distribución, especialmente pensados para actividades de reparto capilar y que al acumular flujos más reducidos y co envíos más pequeños necesitan menos espacio de almacenaje, por lo que se sitúan entre los 500 y los 10.000 m2 de superficie.
Finalmente se encuentran los espacios urbanos de entrega, destinados a cubrir lo que tradicionalmente se considera el núcleo de los servicios de última milla y, por lo tanto, más relacionados con las entregas a punto final y que en los últimos tiempos han ido incorporando nuevos servicios como puntos de conveniencia o taquillas para la entrega y devolución de paquetería.
Todos estos desarrollos están llamados a cambiar la idea de cadena logística para hacerla evolucionar hacia un concepto de malla o redque conforma un ecosistema logístico basado en relaciones de colaboración.
Frenos al desarrollo de instalaciones logísticas urbanas
Sin embargo, pese al desarrollo teórico, en el plano práctico, la introducción de estos nuevos tipos de edificios se encuentran con una serie de dificultades.
Entre ellas se encuentran la dificultad para encontrar desarrollos que permitan la colaboracióny, al mismo tiempo, preserven la libre competencia de los operadores logísticos en cada ciudad.
De igual modo, la logística suele ser la gran olvidada en los planeamientos urbanísticos, pese a su importancia creciente.
Esta circunstancia tiene su origen en el desconocimiento que suelen tener los políticos con respecto al sector y que se traduce en una falta del necesario apoyo políticoa la hora de afrontar estos desarrollos, algo que de manera paulatina parece ir cambiando lentamente.
Sin embargo, a medida que la logística urbana se vuelve más estratégica que nunca para nuestras ciudades, se hace imprescindible reservar suelos para acoger nuevas instalaciones en los entornos urbanos y periurbanos, incluso en ubicaciones como aparcamientos, estaciones y nuevos desarrollos urbanísticos.
Por otra parte, al mismo tiempo, el sector percibe una alta incertidumbre regulatoriapor la carencia de normas uniformes para municipios limítrofes, algo que dificulta sobremanera la eficiencia de la distribución urbana de mercancías y obliga a adaptar soluciones específicas para cada ciudad.
Finalmente, la logística urbana necesita de unos volúmenes mínimos que, además, se prolonguen en el tiempo para poder contar con instalaciones que permitan optimizar recursos y personal.
En este sentido, parece que los volúmenes crecientes de población urbana y de envíos de comercio electrónicopueden poner fin a esta problemática concreta, al menos en algunas grandes ciudades.
Nuevos escenarios de colaboración
Consecuentemente, serán necesarios nuevos escenarios de colaboración público-privadaque permitan el desarrollo de instalaciones logísticas adaptadas a las necesidades de los operadores y que habrán de adecuarse a una nueva movilidad más sostenible y eficiente, en entornos más globalizados y uniformes.
En este mismo sentido, una mejor integración de las instalaciones logísticas en las zonas urbanasofrece algunas ventajas, como disminuir el número de vehículos comerciales e industriales en las calles, mientras permite mantener el dinamismo económico intrínseco a las ciudades sin perjudicar más alla de lo estrictamente necesario a vecinos y transeuntes, con medidas de reducción del impacto.
Consecuentemente, el análisis de Interface Transport considera que las barreras existentes en este ámbito no tienen por qué hacer descarrillar los procesos y que deben afrontarse a través de una fuerte colaboración entre los actores privados y las instituciones públicas desde una perspectiva que incluya estos desarrollos al servicio de una política global de movilidad más general que tiene que ser definida e implementada.