Actualmente cada empresa del sector tiene un promedio de 3,05 camiones.
La fragmentación del sector transporte afecta a la competitividad de las empresas españolas vinculadas con el transporte de mercancías. Esta es una de las conclusiones del informe 'La competitividad del sector del transporte de mercancías por carretera en España', elaborado por la Fundación Francisco Corell y Transyt, el centro de investigación del transporte de la Universidad politécnica de Madrid.
El documento incluye un estudio sobre el panorama de las empresas de transporte por carretera, que recoge que en España existen 105.250 empresas del sector, de las que el 93% tiene menos de cinco empleados y el 56% no tiene ninguno, lo que demuestra la fragmentación en este ámbito.
En concreto, el estudio refleja que el tamaño de las empresas españolas es, generalmente, "dos veces menor que las de sus homólogos europeos", como consecuencia de la gran importancia de los autónomos en el país que, a su vez, suponen la causa principal de la fragmentación del sector.
El régimen autónomo ofrece "ventajas fiscales" ya que los "trabajadores autónomos pagan menos impuestos que una empresa". Asimismo, el mismo documento afirma que las grandes empresas también recurren ampliamente a los autónomos como subcontratistas, en los momentos de alta actividad. En este sentido, el informe también destaca que la comercialización para las grandes empresas resulta más "compleja" que para las pequeñas.
Actualmente, en términos de vehículos, cada empresa tiene un promedio de 3,05 camiones. En 2000, la cifra se situaba en 2,16, mientras que en 2009 el índice fue de 2,91 vehículos, lo que demuestra el leve crecimiento que se ha experimentado. Así, el informe señala que "la crisis económica ha favorecido una concentración mínima del sector".
Entre las recomendaciones para combatir la fragmentación, el documento aboga por aumentar el número mínimo de vehículos para acceder al sector, que, en 1999, se fijó en tres camiones.
Asimismo, apunta a que el modelo español debería inspirarse en el modelo francés en materia de convenios colectivos, dadas las diferencias salariales que existen como consecuencia de la gran cantidad de convenios colectivos a los que el país debe hacer frente. Se trata de un total de 57, uno por cada provincia, mientras que en Francia el sector se rige por un único convenio.