La Organización Europea de Puertos Marítimos (ESPO) reconoce que la propuesta de la Comisión aborda algunas condiciones importantes para garantizar la igualdad de condiciones. Así, cree que hace frente a la transparencia de la financiación en los puertos, reconoce la libre prestación de servicios portuarios, considera el establecimiento de las tarifas y los requisitos mínimos de los servicios portuarios como importantes herramientas de gestión de los puertos.
Sin embargo, la organización insiste en que la propuesta de la Comisión socava algunos principios básicos al intervenir en la libertad comercial de los puertos y las autoridades portuarias con la introducción de cambios en la gestión y estrategia económica de los puertos. También incide en cómo puertos y autoridades portuarias deben tratar a sus clientes e impone cargas administrativas que no facilitan la competencia. Además, propone la creación de un regulador de vigilancia independiente.
En ese contexto general, ESPO y sus miembros como ya manifestaron cuando se conoció la propuesta en mayo no pueden aceptar la propuesta de reglamento tal como está.
"Acogemos con beneplácito el hecho de que la Comisión está estudiando los puertos europeos como motor de crecimiento. Los Puertos europeos se enfrentan a enormes desafíos: volúmenes crecientes, cada vez mayores barcos, más globalización, el aumento de la presión social y ambiental. Por eso, los puertos necesitan una política que capacite para afrontar estos retos, no reglas que crean una carga adicional sin beneficio real para la industria portuaria y los usuarios”, insiste la Espo.
En este sentido, la organización espera que los responsables políticos europeos entienden sus preocupaciones y "trabajen con nosotros con vistas a obtener un marco que signifique un paso adelante para todos los puertos de Europa", destaca Isabelle Ryckbost, secretario general de la ESPO.
La ESPO no oculta sus temores de que la propuesta de la Comisión en su forma actual puede obstaculizar la labor de los puertos y recuerda que la diversidad del sector portuario europeo hace imposible encuadrar todos los puertos y sus órganos de gestión dentro de un marco legal estricto, sin ceder en su especificidad y en el particular rol que juegan para sus economías nacionales y regionales.
Por ello, las diferencias en el tamaño, la situación geográfica, la gobernanza, las tareas, la situación financiera, etc hace que sea muy difícil el desarrollo de un conjunto de reglas que va más allá de los principios rectores, recuerda la organización portuaria.