La invasión rusa de Ucrania ha acentuado el aumento de los precios de los combustibles que ya se venía notando durante todo el año pasado, tras el paréntesis que supuso la pandemia.
Esta evolución implica que las empresas de transporte hayan visto cómo uno de sus principales costes, el mayor junto con la mano de obra, se ha disparado hasta colocarles en una situación delicada.
En este contexto, medidas como la bonificación de los veinte céntimos en los precios que se pagan en surtidor, la aparición desglosada del coste del combustible necesario en los contratos o los cambios en las fórmulas aplicables para la revisión del precio del transporte por carretera en función de la variación del precio del combustible han buscado con mayor o menor acierto contener un aumento de los costes fuera de lugar.
[sumario]El gasóleo, con el 33,1% de los costes anuales de un frigorífico articulado, es la mayor partida de gastos para cualquier empresa de transporte a temperatura controlada”.[/sumario]
Incluso, más allá del recorrido que se ha tenido hasta ahora, parece que el actual esquema de precios altosde los combustibles será una constante de cara a los próximos meses, en un contexto en el que un pequeño grupo de países controla con puño de hierro la oferta de los derivados del petróleo y, conscuentemente, está en disposición de jugar con los precios de una mercancía esencial para el transporte.
A su vez, los elevados precios del combustible repercute en incrementos de otras mercancías, bien muy relacionadas con derivadas del petróleo, bien en las que el transporte tiene un papel clave, alimantando al tiempo una espiral inflacionistacomo la que viven los países occidentales desde el pasado 2021.
Con los datosen la mano, concretamente, según los datos de los Observatorios del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el combustible supone un 33,1% de los costes anuales de cualquier frigorífico articulado, hasta sumar 50.366,79 euros al año, lo que supone un incremento de un 22,24% con respecto a enero de 2019.
De igual modo, para un frigo en servicio internacional, el combustible representa un 31,8% de sus costes anuales totales, con un total por ejercicio de 67.981,76 euros, cantidad que es 19,49% superior a la del primer mes de 2019.
Así mismo, para los frigos de dos ejes,el combustible copa un 25,6% de sus costes anuales, para un total de 23.102,74 euros, un 22,53% más que en enero de 2019.
Según una encuesta elaborada por Ontruck este mismo verano, para el 70% de los transportistas consultados, asumir la escalada de precios que está implicando el aumento de los costes del gasóleo ha supuesto dejar de ingresar al menos entre un 25% y un 40%.
De igual modo, uno de cada cuatro del total han visto reducirse sus ingresos más de un 40%.
Además, por otro lado, según este mismo análisis, la fluctuación del precio del combustible está complicando la negociación de los contratos y la mayoría de los transportistas aseguran que están perdiendo márgenes de beneficios y clientes por este motivo.
Para poder paliar el impacto de la situación en el sector, la Administración ha establecido medidas como el desglose de los costes del combustible en los contratos, con referencia el precio medio semanal del gasóleo de automoción con impuestos que se recoja en el boletín de la Unión Europea para España, y un cambio temporal de la fórmula para revisar el precio de los servicios, hasta final de año, con la que se pretende que recojan el peso real del coste del combustible en la estructura de costes de las empresas, en función del tipo de vehículo.
De esta manera se reconoce que las empresas de transporte tienen una dificultad estructural para trasladar de manera inmediata estos aumentos a sus clientes, lo que compromete la viabilidad económica de numerosos empresarios.