Kellogg´s agiliza su logística sin grandes inversiones.
El desarrollo de una logística acertada y ágil impacta tanto en la cuenta de resultados de la empresa que la pone en marcha, por el beneficio económico que la reducción de costes conlleva, como en los bolsillos de los consumidores, pues esta disminución de los gastos permite trasladar a los mismos un descenso en el precio de los productos.
En este sentido, no todas las iniciativas para agilizar la cadena de suministro han de suponer para la empresa una fuerte inversión, como demuestran los “pequeños cambios” que Kellogg's ha puesto en marcha con este fin, tal y como ha señalado el director de Optimización de la red europea de la compañía, Antonio Mansilla, en el marco de la feria Logistics que se ha celebrado en Madrid.
Para Mansilla, los cambios en el centro de la demanda que la expansión a nuevos mercados trae consigo, las necesidades cambiantes de los consumidores o las posibilidades tecnológicas que se renuevan constantemente, obligan a contar con una cadena de suministro ágil que permita adaptarse fácilmente al entorno, posibilitando además captar las nuevas oportunidades antes que los competidores.
Por ello, Kellogs ha optado, por un lado, por una estructura organizativa más plana y simple que facilita el traslado de recursos de un área a otra. También se intenta reducir en la medida de lo posible los puntos de inventario, aunque reconocen que esta decisión depende directamente de los costes del transporte por carretera.
En España, por ejemplo, los "costes sostenidos” en los últimos años han permitido centralizar toda la operativa en la plataforma de Tarragona, tras cerrar la fábrica de Madrid y poner fin a la joint venture de Portugal.
La prudencia es clave
Otras iniciativas puestas en marcha han sido la implantación de la doble etiqueta en el producto, que permite suprimir la diferenciación del artículo según al mercado al que se dirija, o el establecimiento de un espacio de co-packing con proveedores en el propio almacén.
Pero si algo destaca en la estrategia de la compañía es la prudencia a la hora de decidir futuras inversiones, sin entrar en hipotecas o en proyectos cuya rentabilidad no se alcance en un plazo no demasiado lejano.
En este sentido, se opta por un diseño “adaptable” de su logística, por lo que se exige que los grandes proyectos de automatización han de propiciar un retorno de inversión razonable, para ser tenidos en cuenta.
Del mismo modo, a pesar de la buena relación con operadores y empresas de transporte, la duración y tipología de los contratos firmados debe establecerse a corto plazo. La clave de todo es, en última instancia, no tener ataduras que puedan impedir en un momento dado, una adaptación logística.