Hapag-Lloyd ha cerrado la adquisición de la Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV), anunciada el pasado mes de abril, después de que todas las autoridades reguladores competentes hayan dado el visto bueno a la fusión.
El nuevo acuerdo, que la naviera esperaba cerrar este 2014, convierte a la compañía alemana en el cuarto operador del mundo en el transporte marítimo de contenedores, tras la danesa Maersk, los suizos de MSC y la naviera francesa CMA CGM.
La naviera dispone ahora de una flota de 200 buques, que transportarán un volumen anual de 7,5 millones de TEUs, lo que se traducirá en un volumen de negocio de 12.000 millones de dólares (9.650 millones de euros).
A cambio, como se pactó en un primer momento, la compañía chilena adquiere el 30% de la propiedad de la nueva sociedad, convirtiéndose en uno de los principales accionistas de Hapag-Lloyd, junto con HGV, con el 23,2%, y Kühne Maritime, con un 20,8%.
Además, la inyección de capital de 370 millones de euros prevista a 31 de diciembre de 2014, en la que CSAV aportará 259 millones de euros, elevará las acciones de la compañía chilena al 34% de todo el capital de Hapag LLoyd.
Con la nueva adquisición, la naviera alemana contempla el próximo 2015 con optimismo, ya que la integración de la compañía chilena le permitirá entrar en el mercado Norte-Sur y afianzará su posición en el Atlántico Norte.