Los operadores marítimos han venido anunciado, durante los últimos meses, los recargos que trasladarán a los cargadores en sus tasas para hacer frente al incremento en los costes operativos que soportarán a partir del 1 de enero de 2015, debido al mayor precio del nuevo combustible bajo en azufre que deberá utilizarse en la zona SECA, en la que serán controladas las emisiones de azufre en el transporte marítimo.
Este incremento que las navieras introducirán en sus precios actuales varía sustancialmente dependiendo de la ruta, el volumen de carga en la misma o las relaciones comerciales en esta, entre otras cuestiones, desde los 30 dólares (23,65 euros) por contenedor de 40", en las rutas entre China y Norte de Europa, a los 370 dólares (291 dólares) que la naviera MSC aplicará entre el Mar Báltico y Canadá.
De hecho, si bien los tres operadores más importantes en la actualidad, MSC, Maersk Line y CMA CGM aplican recargos más bien similares en las rutas de Asia y Europa, destacan entre ellos grandes diferencias entre las rutas transatlánticas.
En las rutas entre Asia y el Norte de Europe y los Estados Unidos, debido al alto volumen transportado y la gran capacidad de los buques utilizados, los recargos representan un pequeño aumento en los precios actuales de los fletes. Sin embargo, en las rutas transatlánticas, este aumento puede incrementar entre un 6 y un 12% el precio actual de los fletes.
Este incremento viene motivado porque el sobrecoste que sufrirán las navieras varía entre estas regiones cerca de 100 dólares (80 euros), porque los puertos del báltico solicitan mayores requisitos a las navieras. Cabe destacar que el precio medio del recargo, unos 280 dólares (220 euros), podría dejar de hacer competitivas las exportaciones a Estados Unidos para muchas empresas del báltico.
Problemas contractuales
La manera en la que las navieras aplicarán este recargo a los cargadores aún no está decidida, ya que no está claro que estos últimos acepten pagar una tasa obligatoria en contratos firmados antes de aplicarse la misma. Lo más probable es que las navieras opten por incluir este recargo en el precio final para las tasas de transporte anuales.
Además, tampoco están claros los giros que puede adoptar el mercado tras la aplicación de la normativa, ya que existe la posibilidad de que el precio del nuevo combustible incremente sustancialmente a medida que lo haga la demanda.
Lo que está claro, según han señalado desde Drewry, es que los operadores no podrán mitigar, al menos al 100%, los sobrecostes del nuevo combustible con prácticas como la navegación o los megabuques con un menor consumo, aunque estos ayudarán a que el impacto económico no sea tan determinante.
Conclusión
De todo esto, se deduce que los transportistas, apliquen el recargo que apliquen, deben ser totalmente transparentes con los cargadores sobre qué porcentaje del precio final se debe al aumento del precio del combustible marítimo.
Del mismo modo, cabe recordar que el conflicto entre los cargadores y operadores al no querer los primeros pagar una nueva tasa que no firmaron, puede darse a principios del año que viene.