Los países más afectados por la pandemia por el Covid-19 han acogido con satisfacción la primera aproximación de la Comisión Europea a un plan de recuperación económica con una brutal inyección de 750.000 millones de euros, tanto a través de ayudas directas, como por medio de préstamos condicionales.
Sin embargo, ahondando en las fuentes de esta gigantesca aportación comunitaria a la recuperación de la Unión Europea se puede comprobar que la Comisión Europea pretende generar este volumen mediante la creación de nuevos instrumentos fiscales que le permitan aumentar sus ingresos propios.
Al fin y al cabo, esto implicará la creación de toda una serie de impuestos, entre los que se encuentran una tasa digital destinada a generar ingresos por valor de 1.300 millones de euros al año, otra sobre los envases de plástico no reciclables, así como un impuesto sobre emisiones contaminantes, algo en lo que la Comisión ya viene trabajando desde 2018 y en lo que se propone seguir avanzando.
De igual manera, el colegio de comisarios también baraja extender el régimen de comercio de derechos de emisión tanto al transporte aéreo, como al marítimo, con lo que espera generar unos 10.000 millones de euros en ingresos adicionales destinados a financiar la recuperación de la crisis sanitaria.
Los operadores pueden ir preparándose por tanto a que tarde o más bien temprano, tendrán que asumir nuevas tasas con las que, como en el cuento de la lechera, se espera recaudar lo necesario mediante nuevas figuras impositivas, para financiar el rescate de la economía.