Catalá, que ha visitado junto con su homólogo luso, Sergio Silva Monteiro, el puesto EasyToll de Vila Nova de Cerveira, en Portugal, ha indicado que ambos gobiernos confían en que, de aquí a la próxima cumbre hispano-lusa, se puedan tener fechas cerradas con el objetivo de que la interoperabilidad se resuelva antes del verano.
La conversión de las antiguas autopistas lusas sin coste para el usuario (SCUT, por sus siglas en portugués) en vías de pago generó en el último año numerosas colas de turistas y transportistas españoles.
La difícil obtención del dispositivo electrónico exigido por los peajes de Portugal, que no admiten el pago con tarjetas de crédito, ha sido queja frecuente de turistas y transportistas. El secretario de Estado ha indicado que en una Europa sin fronteras estos aspectos han de resolverse trabajando en acuerdos que faciliten la movilidad de los ciudadanos. “Lo que tenemos que hacer los gobiernos es solucionar los problemas a los ciudadanos y la interoperabilidad es clave”, ha añadido.
Cumbre hispano-lusa
Ambos gobiernos esperan cerrar las cuestiones de la compatibilidad de peajes antes de la celebración de la Cumbre hispano-lusa, a mediados del próximo mayo. "Debemos hacer todo para que el sistema ya está íntegramente interoperativo antes del gran flujo de turismo entre los dos países que produce en verano", indicó el portugués Silva Monteiro.
El secretario de Estado portugués señaló que ya se han realizado pruebas exitosas desde el pasado octubre y que apenas faltan solucionar detalles de "naturaleza comercial", relacionados con el débito bancario del pago de peajes. A finales de marzo, la ministra española de Fomento, Ana Pastor, se entrevistó en Lisboa con el titular luso de Economía, Álvaro Santos Pereira, para abordar, entre otros asuntos, el de la compatibilidad de los sistemas de peaje de las antiguas SCUT.
Las autopistas en las que se han registrado más atascos e inconvenientes para los usuarios, han sido sobre todo la A-22, fronteriza con Andalucía, la A-23 que atraviesa la región del Alentejo, cercana a Extremadura, la A-24 colindante con Galicia y la A-25 fronteriza con Salamanca ha registrado los principales problemas por las colas y protestas vividas.
Estas vías, que empezaron a ser de pago en 2010 y 2011, tienen actualmente un coste para los vehículos particulares de entre 11 y 19 euros por trayecto, una suma con la que Portugal espera ayudar a cubrir el déficit de las carreteras del Estado en medio de la crisis económica que sufre el país.