Algunos accidentes relacionados con camiones que se han producido en las últimas semanas en extrañas circunstancias ponen sobre el tapete la falta de profesionales formados existente tanto en España como en otros países europeos.
Desde hace décadas, el transporte por carretera ha dejado de ser un sector atractivo para los trabajadores, una situación que se ha visto agravada cuando, como reconocen algunos empresarios europeos, el servicio militar, período durante el que muchos conductores obtenían su permiso de conducir, dejó de ser obligatorio y se cerró una de las principales canteras de conductores profesionales que había para las empresas de transporte tanto de viajeros como de mercancías.
Así las cosas, muchas empresas de transporte han recurrido a profesionales de otros países que llegan al mercado español con esquemas de trabajo diferentes a los que se manejan en España, en incorporaciones que, pese a hacerse con todas las garantías y previo paso por cursos formativos, responden a las urgencias del servicio y que resultan, a veces, en situaciones peligrosas que ponen en riesgo a los propios trabajadores, los equipos y la carga.
Como muestra, los accidentes de trabajo en jornadas de trabajo de conductores profesionales y operarios de maquinaria móvil han crecido un 5,9% anual en 2017, frente al aumento del 5,2% registrado en los accidentes de trabajo durante las jornadas laborales en el sector de transporte y almacenamiento.
Por otra parte, otros dos datos sirven para ilustrar gráficamente la escasez de conductores profesionales de camión que se vive en algunas partes de España: el paro y la contratación en este colectivo.
¿Pleno empleo entre los conductores profesionales de camión?
En todo 2017, el Ministerio de Empleo y Seguridad Social contabiliza un total de 257.625 contratos de trabajo para conductores asalariados de camión, un 5,02% más que en 2016, que han servido para dar trabajo en el ejercicio a un total de 145.657 personas.
Al tiempo, en 2017 el paro en este colectivo ha descendido un 19,28% hasta dejar la cifra total de chóferes de camión desempleados en un total de 25.431, tras un espectacular descenso habido entre enero y junio del pasado ejercicio, que se ha amortiguado en la segunda mitad del año pasado.
Pese a que la inmensa mayoría de los contratos de trabajo suscritos para conductores de camión asalariados en 2017 han sido temporales (211.576, lo que supone el 82,13% del total), el número de contratos indefinidos registrados el año pasado (46.049) también supera ampliamente al de parados, hasta casi duplicarlos, lo que da una muestra clara de la escasez de conductores existente en el país.
Esta situación es especialmente grave en provincias como Zaragoza, Guadalajara, Barcelona, Valencia, Castellón, Álava y La Rioja, entre otras, en las que se han producido grandes incrementos porcentuales en el número de contratos para conductores de camión junto con importantes reducciones del paro en este colectivo profesional, por encima del 10% en ambas magnitudes.
En algunas provincias el paro entre los conductores de camión es prácticamente residual, como, por ejemplo, en Teruel, con 57 parados en 2017, en Segovia, 75 chóferes parados, Soria, 67 conductores de camión parados, o Álava, con 27 parados en esta categoría profesional.
Además, el problema es especialmente delicado en Cataluña y la Comunidad Valenciana, dos de las regiones en las que más mercancía se mueve por carretera de todo el país, con más empresas y más trabajadores del sector, pero que, sin embargo, son emisoras de chóferes, ya que que han visto cómo a lo largo de 2017 han ido saliendo un total de 4.729 conductores profesionales domiciliados en ambas autonomías para ser contratados en otras zonas del país.
En esta tesitura, el transporte se encuentra ante la necesidad de buscar personal en un marco de escasez y mala imagen sectorial, así como con la necesidad de contratar conductores profesionales bien formados y sin que los costes se desboquen: la cuadratura del círculo.