España es el segundo país de Europa que más mercancía mueve por carretera.
Durante los últimos años se ha venido produciendo un progresivo traslado de la actividad de transporte desde empresas radicada en los principales mercados del continente a los países del este de Europa, desde el momento en que estos Estados han tenido acceso libre al mercado de transporte de la Unión Europea tras sus correspondientes períodos transitorios.
Este proceso, que a veces se ha producido bordeando o traspasando los límites de la legalidad en ámbitos como el laboral o el mercantil, también ha provocado la reacción de los países centrales con regulaciones estrictas que buscan equiparar las condiciones competitivas de sus empresas autóctonas con de las llegadas de fuera.
Para analizar esta transformación que vive el transporte internacional, Astic ha elaborado un informe con el título de 'Perspectivas cruzadas, de lo legal a lo legítimo en el crecimiento internacional de las empresas del transporte: expansión empresarial, deslocalización, empresas buzón, dumping social, como marco de referencia jurídica para las empresas españolas del transporte que operan en la UE', cuya primera parte se ha dado a conocer recientemente.
Evitar errores
Con este trabajo, la organización pretende esclarecer qué prácticas empresariales son legales y cuáles no, con el fin de establecer así un elemento de referencia para los empresarios españoles del sector, con el fin de, como dice Ramón Valdivia, secretario general de Astic, "eliminar todo lo posible la inseguridad jurídica y errores conceptuales que rodean al crecimiento internacional de las empresas del transporte por carretera".
“Posteriormente", continúa Valdivia, "tendremos que plantearnos en el seno del propio sector qué es legítimo y qué consideramos que no lo es, incluso siendo legal, para poder promover los cambios normativos oportunos que permitan conjugar la normativa legal con la legitimidad”.
En este sentido, el informe busca aportar luz sobre el fenómeno del crecimiento de las flotas de camiones matriculados en los nuevos países miembros de la UE, con la intención de diferenciar las prácticas que pueden llegar a ser consideradas como fraude de ley cuando únicamente se persigue obtener la ventaja de bajos costes sociales y laborales, de las que verdaderamente internacionalizan su actividad empresarial, estableciendo nuevas empresas, filiales de su matriz, más allá de nuestras fronteras, con empleados y desarrollo de actividad económica local, contratación de proveedores y el soporte material y social que conlleva.
Así mismo, el estudio determina que el sector español del transporte internacional por carretera es el segundo en importancia en Europa solo por detrás de Polonia y que, además, mejora su posición año a año, gracias, sobre todo a su capacidad exportadora, ya que el país envía un 70% de sus productos de exportación a Europa a través de la carretera.