Los transportistas de internacional que utilizan el paso de Biriatou saben desde hace años que los controles en la frontera francesa y las restricciones de tráfico para vehículos pesados en las carreteras galas se trasladan al entorno del Bidasoa y de San Sebastián.
Esta situación, no se produce, como refiere Fitrans, en el resto de pasos fronterizos europeos, ni con Bélgica, ni con Italia, Alemania, ni siquiera con el resto de fronteras con España, lo que, a su juicio, "muestra que el control se está gestionando de una manera, por lo menos, incoherente".
A día de hoy, la infraestructura ha sufrido remodelaciones con la ampliación del número de cabinas, existe un acuerdo entre Autoroutes du Sud de la France (ASF) y Bidegi, empresas gestoras de las autopistas A-63 y A-8, para levantar las barreras y no cobrar los peajes cuando se produjeran grandes retenciones.
En este sentido, la organización cree que "nuestras autoridades no están haciendo valer nuestros intereses, ya que el problema se está prolongando indefinidamente, sin que haya ningún tipo de solución" e insiste en que "es hora de analizar el problema, tanto desde el punto de vista de las infraestructuras, de las medidas de restricción de tráfico, de los medios disponibles de regulación de tráfico, etc., es decir desde una perspectiva global, porque en estas retenciones se producen situaciones de riesgo que es necesario evitar, además de las ingentes pérdidas de tiempo y dinero".
55 euros de pérdidas por cada hora de retención
Fitrans estima que un camión pierde por cada hora de retención en torno a 55 euros, con lo que la retención media de 3,6 horas implica unas pérdidas de 198 euros, algo que ocurre el 56% de los días, lo que, a su vez, supondría a una empresa que tuviera un vehículo en cada una de las retenciones ocurridas en un período de un año unos 40.000 euros de media.
Así mismo, estos parones suponen el agotamiento de las horas de conducción en la retención, con lo que el transportista no puede llegar a destino con los problemas que eso genera con los clientes y las penalizaciones que les imponen por los retrasos.
Por todos estos motivos, la asociación pide que se abran todas las cabinas de paso y se usen las campas disponibles en el lado francés para realizar inspecciones sin provocar restricciones.