El Ayuntamiento de Barcelona promueve un cambio radical en la movilidad de la ciudad.
La reducción de las emisiones contaminantes en las ciudades supone un reto de gran caladoa nivel social y económico que, además, debe de estar acompañado por un marco político y regulatorio adecuado.
En este sentido, la reciente declaración de emergencia climática en Barcelona, con un plan de acción hasta 2030 que incluye cien medidas y una inversión global prevista de 563,3 millones de euros, extiende sus efectos sobre el conjunto de la ciudad, incluyendo la distribución urbana de mercancías en la capital catalana y dos de sus grandes infraestructuras de transporte, como son el puerto y el aeropuerto de El Prat.
El plan de los responsables municipales barceloneses incluye un cambio radical en la movilidad de la Ciudad Condal. En concreto, en el ámbito de la distribución urbana, el Ayuntamiento de Barcelona propone dos medidas.
Por un lado, se quiere impulsar espacios dedicados de manera exclusiva al reparto de mercancías, con el fin de incrementar la eficiencia de estos servicios y reducir su impacto en las emisiones contaminantes, así como promover el uso de vehículos comerciales de bajas emisiones.
Por otro lado, el consistorio barcelonés también pretende introducir medidas de fiscalidad verde para gravar la distribución de mercancías de las grandes plataformas tecnológicas, algo que podría afectar a los servicios que ofrecen Amazon, Deliveroo, Glovo y otros operadores de este tipo, entre otros.
Adicionalmente, el Ayuntamiento también propone medidas en el puerto y el aeropuerto de la ciudad, como elaborar nuevos planes directores que contemplen la reducción de emisiones en ambas infraestructuras.
De igual modo, también se propone fomentar la electrificación en los muelles del puerto, acelerar la construcción de los accesos ferroviarios al enclave incluidos en el corredor mediterráneo para duplicar el tráfico ferroviario de mercancíascon destino o salida en el recinto portuario y reducir el movimiento de camiones.