El miércoles 24 de junio, la aerolínea portuguesa TAP ha dejado de estar controlada por el Estado luso y ha pasado a manos del consorcio privado Gateway, que promete hacer crecer a la compañía en número de aviones y rutas como vía para garantizar su futuro.
La firma del contrato provisional de privatización, ya que el definitivo sólo podrá ser cerrado cuando las autoridades de la UE den el visto bueno a la operación, supone la venta del 61% de una compañía "bandera" para el país, que se produce cuando cumple 70 años de vida y que continúa envuelta en polémica.
El Estado portugués mantiene en su poder un 34% de los títulos,aunque prevé venderlos al mismo comprador durante los dos años siguientes a la firma del contrato, mientras que el restante 5% de la empresa será distribuido entre los más de 12.000 trabajadores del grupo, que además de la aerolínea incluye una empresa de manutención e ingeniería en Brasil y otra de gestión de equipajes.
La ministra de Finanzas, Maria Luís Albuquerque, y el titular de Economía, António Pires de Lima, han sido los encargados de representar en la ceremonia al Ejecutivo luso, el valedor de la operación frente a las críticas de la oposición de izquierdas y los sindicatos.
De hecho, un grupo de trabajadores se ha manifestado en el centro de Lisboa frente al Ministerio de Economía para protestar por esta venta y ha alertado de que el proceso no fue transparente y supone una prueba más de la "destrucción de la economía nacional".
Los nuevos propietarios de TAP son el empresario luso Humberto Pedrosa y el empresario brasileño-estadounidense David Neeleman, que ganaron el concurso lanzado por el Ejecutivo con una oferta de 354 millones de euros que, en función de variables, puede ascender hasta 488, y a la que se suma la incorporación de 53 aviones.
De estos 354 millones, sin embargo, el Estado sólo ingresará diez y el resto se destinarán a la recapitalización de la empresa, cuyo pasivo supera los mil millones de euros.
Más aviones y rutas
Pedrosa y Neeleman han explicado al detalle cuáles son sus planes para TAP, a la que pretenden hacer crecer en los próximos años tanto en volumen de negocios como en calidad del servicio, apartado en el que la quieren convertir en "la mejor de Europa".
"La prioridad es crecer", ha señalado Pedrosa, quien ha recordado que está prevista una inversión para aumentar y mejorar la flota de aviones como vía para "garantizar su futuro" y "reconquistar la confianza de todos".
El consorcio vencedor del concurso ha asegurado que asumirá el 100% de la deuda del grupo TAP, ha informado de que no tiene planes en principio de vender la división especializada en manutención e ingeniería en Brasil, la parte más deficitaria del conglomerado, y ha anunciado que espera presentar beneficios ya en 2016.
También ha precisado que se reforzará la flota de la aerolínea, compuesta ahora por 77 aviones, con la incorporación de 39 Airbus A321 o 320 Neo y otros 14 Airbus A330-900 Neo. Se buscará, asimismo, incrementar el número de rutas, especialmente en EEUU, donde pretenden pasar de las dos conexiones actuales a doce, con vuelos a Boston, Chicago y Washington, entre otras ciudades.
Otro de sus objetivos es Brasil, país en el que TAP juega un papel importante en los viajes a Europa y donde esperan crear ocho nuevas conexiones como mínimo. Actualmente, la compañía aérea transporta anualmente a más de 11 millones de personas y vuela a 88 destinos en África, Europa y América.