Con los precios de la energía desatados desde hace meses y una situación agravada hasta límites insospechados por la invasión rusa de Ucrania, el Gobierno sigue mareando la perdiz con relación a posibles rebajas en la fiscalidad de la energía.
En este sentido, la Conferencia de Presidentes celebrada este fin de semana en La Palma, le ha servido al Ejecutivo, en el ámbito energético, para recabar, según reza la información oficial de Moncloa, "el apoyo de las comunidades autónomas a la propuesta de desvincular los precios del gas y de la electricidad, con el fin de rebajar la dependencia energética de Rusia a través de interconexiones de gas y el impulso del hidrógeno verde y las energías renovables".
Así mismo, la comunicación de Presidencia del Gobierno también recalca que "en materia fiscal, el Ejecutivo ha subrayado el esfuerzo fiscal llevado a cabo con la rebaja de todos los impuestos de la luz, lo que supone entre 10.000 y 12.000 millones de euros hasta final de año en rebajas y suspensiones de impuestos. Además, el Gobierno ha manifestado su voluntad de continuar hablando con las comunidades autónomas sobre esta materia".
Hablando en terminología del rugby, y a falta de mayor concreción, esto ha supuesto una patada a seguir en toda regla, sobre todo teniendo en cuenta que casi en paralelo, cada comunidad autónoma ha hecho sus propias propuestas, con lo que el resultado se ha convertido en una absurda panoplia de deseos más propios de los intereses partidistas de cada cual que de la seriedad que requiere la situación actual.
En definitiva, se registran pocos avances en medidas que son fundamentales para mantener la actividad económica, mientras que a nivel europeo, parece que también se mantiene esta exasperante lentitud para actuar ante un problema que requiere soluciones inmediatas y contundentes.
En este sentido, la semana pasada, la Comisión Europea ha presentado lo que ha venido en denominar "esbozo de plan para que Europa sea independiente de los combustibles fósiles rusos mucho antes de 2030", que incluye una serie de medidas para responder al aumento de los precios de la energía en Europa y reconstituir las reservas de gas de cara al próximo invierno, que no se debatirán hasta el próximo mes de abril mientras pasan los días sin soluciones concretas y realistas.
Lo cierto es que no es fácil coordinar y definirlas medidas adecuadas para un momento tan excepcional como este, pero el tiempo corre y la falta de capacidad de reacción de las instituciones no hace más que agravar la situación.