En línea con los objetivos de la OMI para reducir a la mitad las emisiones del transporte marítimo en 2050, varias organizaciones españolas, entre las que se encuentra Ecologistas en Acción, han pedido al Gobierno que promueva un área de control de emisiones del transporte marítimo en aguas europeas, como ocurre en el Báltico y en el Mar del Norte.
El transporte marítimo global es responsable de hasta el 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero, porcentaje que podría incrementarse hasta un 14% en 2050, con graves consecuencias sobre la salud de la población y sobre el clima.
Una de las opciones que más se promueve desde las administraciones para evitarlo es el uso del Gas Natural Licuado, GNL. Sin embargo, un estudio encargado por la federación europea Transport & Environment señala que las estructuras necesarias en el ámbito marítimo costarían a Europa 22.000 millones de dólares (18.788 millones de euros).
Además, para 2050 las emisiones se habrían reducido como mucho un 6% y esta escasa disminución quedaría anulada si se tiene en cuenta el crecimiento del comercio marítimo. Europa se ha gastado ya 500 millones de dólares (427 millones de euros) en infraestructuras para el bunkering de GNL, que a fin de cuentas, para Transport & Environment, "no es un combustible de transición, es una distracción cara".
Área de Control de Emisiones
La solución más inmediata es que se promueva un Área de Control de Emisiones que limite el uso de combustibles a un máximo de 0,1% de azufre en masa, una regulación que ya se aplica en los países costeros del norte de Europa y ha logrado reducir las emisiones de los buques hasta un 50%, con unos beneficios asociados valorados en miles de millones de euros.
Se trata de una medida que no implica inversiones, por lo que para la Federación no existe justificación para seguir retrasando su implementación en el sur de Europa. Dicha regulación debería acompañarse de tecnologías como la conexión a la red eléctrica local en los atraques o las infraestructuras de hidrógeno líquido.
Las inversiones que se hagan en infraestructuras de GNL no se utilizarán en 2050, dado que el mercado requerirá la reconversión a tecnologías de cero emisiones como el hidrógeno, el amonio o la propulsión eléctrica para lograr de forma efectiva la descarbonización.
Además, desde la organización Ecodes apuntan que “el supuesto envite por el gas que desde hace años se prodiga no se está materializando”, ya que adaptar los buques no siempre es posible y exigiría enormes inversiones económicas que el sector no está haciendo.